18:30 › ISRAEL

Una carta de renuncia a espiar palestinos

Miembros de una unidad de inteligencia de élite del Ejército israelí escribieron una carta de protesta al primer ministro Benjamin Netanyahu. Expresaron su negativa a utilizar lo que definieron como métodos de la Stasi (la expolicía secreta de Alemania del Este) para vigilar a ciudadanos palestinos.

Los oficiales y soldados de la unidad de élite, que actualmente son reservistas, hicieron pública un carta dirigida al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu explicando su decisión y luego algunos de ellos hablaron con el portal de noticias local Ynet.

Según el medio, las dudas llegaron al soldado israelí identificado como "D" tras mirar la película alemana "La vida de los otros", un drama ambientado en la antigua Alemania Oriental en el que un miembro del aparato de la seguridad estatal, la Stasi, espía a una pareja de artistas y los destruye.

"D" sintió compasión por las víctimas, cuya esfera privada les había sido usurpada y se dio cuenta que se reconocía en el papel de miembro de la Stasi. "Nosotros hacemos lo mismo. Sólo que somos mucho más eficientes", sentenció "D" en una entrevista con Ynet, citada por la agencia de noticias DPA.

"D", que no quiere ser identificado con su nombre completo, es un reservista de la unidad de élite israelí 8200, la unidad del Ejército que se ocupa de espiar y juntar información sensible a la seguridad nacional del país. Son muy activos en los territorios palestinos que Israel ocupa militarmente desde 1967.

El viernes pasado 43 de sus integrantes -entre ellos un comandante y varios capitanes- se dirigieron a la opinión pública desatando todo un revuelo en el país. Lo hicieron a través de una carta en la que los espías, considerados los mejores del país, anunciaron que no iban a seguir espiando a los palestinos.

"No podemos, en paz con nuestra conciencia, continuar sirviendo en este sistema y violar los derechos de millones de personas", explicaron en la carta y agregaron: "Nos negamos a ser un instrumento para intensificar el control militar en los territorios ocupados".

Más tarde, seis de los firmantes, que vienen discutiendo la publicación de una carta hace un año, hablaron con Ynet. En la entrevista los soldados hablan abiertamente de su trabajo, especialmente de las escuchas. Cuentan que se les pidió que estuvieran atentos sobre todo a los detalles "picantes". "Como por ejemplo si había problemas financieros, orientación sexual o una enfermedad grave en la persona escuchada o en la familia", dijo "N", una reservista que también firmó la carta.

"Si eres homosexual y conoces en una esquina a alguien a quien Israel persigue, entonces Israel convierte tu vida en un infierno", agregó. La denunciante explicó que las escuchas "lastiman a personas inocentes" porque las "usan para persecución política y para crear divisiones dentro de la sociedad palestina, al reclutar a colaboracionistas".

"N" es una traductora del árabe y trabajó para el equipo que era responsable de obtener información sobre objetivos militares del Ejército en la Franja de Gaza. Seguía a través de las pantallas lo que ocurría cuando la Fuerza Aérea israelí en una de las ofensivas contra Gaza. Durante los segundos que seguían al estallido de la bomba había silencio sepulcral en la sala, "pero cuando dábamos en el blanco, estallaban los aplausos y las expresiones de alegría", recordó "N". A nadie le interesaba si en el ataque se había matado también a civiles, destacó la militar.

Las confesiones de los soldados y su decisión de no continuar espiando a palestinos en sus territorios provocaron inmediatamente el rechazo y la condena de la dirigencia política y militar del país. El ministro de Inteligencia de Israel, Yuval Steinitz, exigió hoy que los denunciantes sean juzgados por traición, mientras que el titular de la cartera de Defensa, Moshe Yaalon, los acusó en un comunicado de "intentar deslegitimizar" al Estado de Israel.

El Ejército, por su parte, puso en duda las intenciones de los denunciantes. "Dirigirse de inmediato a la prensa, en lugar de a los superiores o las instancias correspondientes es algo sospechoso y genera dudas en la seriedad de las acusaciones", advirtió un vocero de la fuerza, el brigadier general, Motti Almoz.

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