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Jueves, 21 de julio de 2016

PSICOLOGíA › INTERROGANTES SOBRE EL AUMENTO DE LOS NIñOS DIAGNOSTICADOS CON AUTISMO

Un rótulo para esconder lo singular

Una denominación entraña no solo un aspecto inocentemente descriptivo, sino que va a tomar también un valor "prescriptivo", va a determinar aquello que se puede esperar y su tratamiento. Una genealogía de los conceptos sobre autismo.

 Por Laura Bosco*

Hoy la problemática del autismo ha tomado mayor difusión, no solo por su presencia en distintos medios de comunicación sino también por el aumento de personas diagnosticadas de este modo en los últimos veinte años. En 2014 estudios estadísticos confirman su presencia en uno de cada sesenta y ocho niños. Surgen inmediatamente las preguntas: ¿es un aumento en el número de casos o se corresponde con un cambio en los criterios diagnósticos? ¿Cuáles son las condiciones de producción de dicho aumento?

El cambio en los criterios diagnósticos ha sido y es un ámbito de discusión en el que participan no sólo académicos e investigadores sino también organizaciones sociales, asociaciones de padres, instituciones de tratamiento, escuelas y los mismos pacientes autistas que temen verse perjudicados, ya que los mencionados cambios tienen consecuencias en las políticas de salud pública. Incidencia no menor en la consideración de los discursos que entran en juego en estas disputas.

Ahora bien, si seguimos de cerca la historia de estos términos, y ya adentrándonos en el campo que nos interesa, que es el del psicoanálisis, no podemos desconocer que autismo es un término acuñado a partir del intento de aplicar las ideas freudianas al campo de la psiquiatría. Deudor del concepto de autoerotismo, el autismo se convirtió junto con la disociación en el síntoma primario de las esquizofrenias a principios del siglo XX, en un intento decidido de separar estas afecciones del campo de las demencias. Es E. Bleuler quien crea el término Autismo para nombrar los siguientes fenómenos: el aislamiento, la separación tajante de la realidad y la pérdida del interés tanto por otras personas como por acontecimientos que rodean al sujeto quien se refugiaría en su mundo interior y sus "fantasías". La supresión del "Eros" del autoerotismo nombra el rechazo de la relación que los síntomas mantienen con la sexualidad, hipótesis nodal para el psicoanálisis, que Freud no abandona y que E. Bleuler nunca aceptará.

A mediados de ese siglo dos psiquiatras que estudiaban trastornos graves en niños van a describir, a partir de su formación clásica en psiquiatría y sin conocer sus respectivos trabajos, los síntomas de lo que llamamos Autismo infantil. Trastorno autista del contacto afectivo según Leo Kanner, Psicopatía autística en la infancia según Hans Asperger, hoy son los extremos con los que se delimita el "Espectro autista". ¿Qué términos se han combatido en este camino? ¿Se trata de una distinción de términos o de establecer una clínica particular? Los términos de Esquizofrenia infantil o también de Psicosis Infantil fueron sustituidos lentamente por la denominación de Autismo.

Conocida es la crítica que se dirigiera a los psicoanalistas por mantener los términos de psicosis infantil, psicosis simbiótica, o por establecer fases psicóticas en el desarrollo normal del niño como hiciera M. Klein con sus posiciones esquizo-paranoide y depresiva. Pero podemos mantener una pregunta: en los casos de dificultades graves en la infancia, ¿tendremos que hablar siempre de autismo?

El psicoanálisis se articula sobre un proceso que es el centro del descubrimiento freudiano, el retorno de lo que ha sido rechazado. Por un mecanismo que debiéramos calificar de mágico si no conociéramos la eficacia del retorno, volvemos a encontrar la huella del desconocimiento. Al margen y dotado de escasa importancia aparece bajo el rótulo de "Espectro" el retorno de un fantasma a la escena: "el Trastorno desintegrativo infantil", con ecos de la olvidada disociación y pérdida del contacto que caracterizaran a la esquizofrenia.

Estamos lejos de considerar que una denominación o diagnóstico entraña solo un aspecto inocentemente descriptivo. Va a tomar también un valor "prescriptivo", va a determinar aquello que podemos esperar y su tratamiento. El psicoanálisis, al contrario, nos permite mantener la interrogación sobre una práctica en la que no desconocemos las dificultades, pero en la cual no podemos suponer un tratamiento ni genérico, ni universal sino singular.

*Psicoanalista. Miembro de freudiana. Institución de Psicoanálisis.

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La problemática del autismo tiene más difusión, y hay más personas diagnosticadas.
 
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