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Martes, 7 de julio de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › TRADUCCIóN, MUESTRA INDIVIDUAL DE HERNáN CAMOLETTO

Dejar huellas mediante la pintura

"Herméticas". Así define Hernán Camoletto a las cuatro obras suyas (un grabado, dos pinturas en esmalte sintético negro sobre vidrio y una instalación de pared en estos mismos materiales) que pueden verse hasta el 9 de julio en la sala de arte de Mal de archivo (Moreno 477). Titulada Traducción, su muestra individual incluye en sus créditos a Mauro Guzmán, con quien el autor vio en clínica de obra el proceso creativo de donde surgen tanto las tres piezas más recientes como la idea de rescatar, imprimir e incluir la estampa que abre el recorrido: la número 14 de la serie Los hogares racionales, una impresión digital sobre papel chambril creada en 2007.

Para quienes vienen siguiendo la obra reciente de este artista, crítico, profesor de Literatura y docente de taller nacido en 1976 en San Jorge (provincia de Buenos Aires) que vive en Rosario desde 1985, Traducción ofrece un giro al minimalismo donde su estilo más familiar se vuelve casi irreconocible. Pero de hecho existe mucho en común; lo que ha cambiado es el idioma. Una instancia recurrente es la de un cuerpo que se cierra sobre sí mismo, envuelto en una piel sin orificios; si antes era una sensación, ahora es una idea. Estaba prefigurada en la pieza gráfica de 2007, donde Camoletto clausuraba las aberturas del croquis arquitectónico de una casa. De allí pasó a un lenguaje táctil de formas orgánicas "vivas" dibujadas a pincel seco, sugerentes tanto de un tupido follaje como de un pelaje espeso.

Si el instrumento antes era la huella física de un pincel, ahora lo es la huella física de una voz. Las cinco piezas rectangulares de su instalación Frecuencia de voz | mi nombre mientras te miro (2015) reproducen la "traducción" a señales visuales del sonido de su voz, realizada en dos sesiones de grabación con un programa de software. En una de las otras dos pinturas, Plano de ajuste (2015), el esmalte negro monocromo y liso "envuelve" el vidrio, dejando vacíos esta vez. El resultado de pintar "bajo y sobre vidrio" es la sutileza de obtener del mismo pigmento dos calidades de negro, una satinada y otra opaca.

La huella de un cuerpo vivo es la constante. Camoletto, quien coordina desde 2007 el Taller de Escritura de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros y ha expuesto en varias ciudades del país, confía en los procesos creativos que abran vasos comunicantes del arte a la vida.

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