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Domingo, 17 de abril de 2016

> EL CINE DENTRO DEL CINE: LAS PELÍCULAS HOMENAJEADAS EN ¡SALVE, CÉSAR!

DESFILE DE CANDILEJAS

Lloyd Bacon (1933)

Producida durante el primer apogeo del género musical en Hollywood, Desfile de candilejas es, junto con Calle 42, el mejor resultado de la unión de Lloyd Bacon (director), Busby Berkeley (coreógrafo y director de las escenas de baile) y Ruby Keeler + Dick Powell en el reparto. Claro que aquí también está James Cagney, sacándose un rato el traje de gangster y haciendo muy bien lo que comenzó haciendo antes de transformarse en estrella de cine: bailar. La excusa es, como en muchos musicales de la Warner, la producción de un show teatral (por esa misma razón se los conoce como musicales de backstage), pero los resultados van mucho más allá del simple registro de un proscenio. Alguna vez Fred Astaire, empleado del estudio rival R.K.O., dijo que “o baila la cámara o bailo yo”. Acá la cámara no sólo baila: vuela, aterriza, se desliza, se mete bajo el agua y casi que se transfigura en demiurgo del delirio visual.

SHINE ON, HARVEST MOON

Joseph Kane (1938)

Guerra de vaqueros y declaraciones de amor al terruño bajo la luz de la luna en una típica producción clase B de los estudios Republic, el mismo que empleaba, por aquellos años, a un joven John Wayne en plan parar la olla. En uno de sus primeros papeles protagónicos, Roy Rogers interpreta al hijo de uno de los dueños de un campo de pastoreo. La hija del otro socio (Lady Heart) será su interés amoroso, conquista algo difícil de alcanzar dadas las circunstancias: la traición enfrenta a ambas familias y amenaza con traer la violencia a la zona. Nada que no pueda resolver una buena guitarreada al mejor estilo del Viejo Oeste. La melodía que da título al film fue compuesta en 1908 y era todo un estándar para la época del estreno del film, uno de los tantos ejemplares del estilo singing cowboy popular en aquellos años.

QUO VADIS?

MervynLeRoy (1951)

El realizador multi-género MervynLeRoy –con algo de ayuda de Anthony Mann– estuvo a cargo de esta superproducción épica, cuya historia ya había sido filmada durante el período mudo por los italianos. A propósito, Quo Vadis continúa la tradición de las producciones de Hollywood rodadas en coproducción con Italia, en este caso en los míticos estudios Cinecittà. Basada en la novela del polaco Henryk Sienkiewicz, narra la historia de Marcus Vinicius (Robert Taylor), un comandante del ejército romano que, durante los años del tiránico emperador Nerón, se enamora perdidamente de Ligia (Deborah Kerr), una esclava cristiana, y comienza un proceso de iluminación política y humana. Tres horas de drama íntimo y aliento épico en glorioso Technicolor, el gran éxito del film y sus ocho nominaciones a los Oscar dieron nuevo impulso a un género que andaba de capa caída.

INTRIGA INTERNACIONAL

Alfred Hitchcock (1959)

Envidia total y absoluta de todo aquel que nunca haya visto la película que prácticamente inventó el cine de espionaje y sucedáneos, y pueda entonces entregarse a disfrutarla por primera vez. Claro que Cary Grant interpreta en Intriga internacional al espía más impensado: lo confunden con otra persona y ahí empiezan los problemas. El término obra maestra le queda chico a una película de Hollywood (hoy muchos la llamarían pochoclera) que se animó a poner en pantalla una escena de casi diez minutos sin diálogos ni música. Y que es, al mismo tiempo, una bomba de tiempo de suspenso. La modernísima casa Vandamm al borde del peñasco se hizo tan famosa que mucha gente de visita en el Mt. Rushmore pregunta por dónde se accede a su entrada. Nunca existió en la realidad: fue construida especialmente para la película siguiendo el estilo de Frank Lloyd Wright, por entonces el arquitecto de moda.

BEN-HUR

William Wyler (1959)

La película épica para acabar con todas las películas épicas. Rodada en uno de los formatos más anchos jamás inventados, el Ultra Panavision 70, y en sistema de sonido envolvente de seis canales, Ben-Hur, de casi cuatro horas de duración y con un reparto encabezado por Charlton Heston, fue a fines de los años 50 el epítome del cine de gran espectáculo. La escena de la carrera de cuadrigas sigue siendo, a más de cincuenta años de su estreno, un prodigio del cine de super acción, realizada, obviamente, sin ayuda de ninguna clase de efectos digitales. La historia, basada en la novela de Lew Wallace, ya había sido llevada al cine en 1925, con Ramón Novarro como protagonista. Y en pocos meses más se viene una nueva versión, dirigida por el ruso Timar Bekmambetov y con Jack Huston en el rol de Judah Ben-Hur. El cine épico nunca muere, sólo se reinventa para las nuevas generaciones.

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