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Jueves, 4 de febrero de 2010

ONCE BANDAS BRIT EN CALIENTE PARA 2010

Uncool Britannia

¿Cansado de que cada semana la prensa de la isla se babee frente a vos con una “nueva esperanza blanca” para el rock & roll que pronto queda olvidada detrás de una nueva-nueva esperanza, una nueva-nueva-nueva esperanza y así ad infinitum? Basta de invasiones: el NO te arma, desde acá, el calendario de bandas de allá, lejos de los tonos abiertos y los estribillos épicos.

 Por Daniel Jimenez

Desde los Kinks hasta Spiritualized, desde The Who hasta Coldplay, desde Pink Floyd hasta New Order, desde Incredible String Band hasta Bauhaus, desde los Clash hasta Pete Doherty, desde los locos ‘60 el rock británico no ha parado de entregar bandas fantásticas: revoltosas, voladas, exquisitas, experimentales, podridas, efervescentes, absolutas. En los últimos diez años, exceptuando a Radiohead y Arctic Monkeys, la escena inglesa se babeó con “la nueva esperanza blanca” de turno y no paró de lanzar nuevos grupos de blanquitos al mercado de look prolijamente desordenado y canciones frescas, como Kaiser Chiefs, The Kooks, The Coral, Kasabian, Razorlight o The Fratellis. Una fórmula que apuntó a lo retro como norte y a la guitarra como nervio central.

Pero esta nueva década que comienza encuentra a la música inglesa en un estado de hervor óptimo para que se cocinen diversas propuestas; muchas de ellas alejadas del rock tradicional británico de tonos abiertos y estribillos épicos. Así, la inclasificable Florence & The Machine toma hoy el postulado de Kate Bush con su pop etéreo, Reverend & The Makers hace bailar a puro funky 2.0 en Glastonbury, The Horrors nos mete en la más jodida de las depresiones, Leisure Society nos lleva a la campiña con mandolinas y banjos, Jamie T nos rapea su irreverencia juvenil y The XX nos conduce a la pista de baile con su lengua andrógina.

Teniendo en cuenta que el año recién comienza y nuestros oídos necesitan algo novedoso que los mueva, el NO te arma el calendario del rock inglés 2010 para colgar en la habitación. A tomar nota.

FEBRERO: BOMBAY BYCICLE CLUB


Febrero es el último gran mes de calor y nuestro cuerpo pide a gritos una ola antártica que nos baje la temperatura y nos dé una bocanada de aire. ¿Qué mejor entonces que la refrescante sensación de una banda indie? Ahí llegan los Bombay Bycicle Club y... ¡¡¡splash!!! Oriundos del silencioso barrio de Crouch End, en el norte de la capital inglesa, los Cuatro de Bombay comenzaron, como muchos grupos británicos, ganando concursos de bandas under, hasta que en 2008 atravesaron dos hechos que serían fundamentales para su futuro inmediato: el lanzamiento del simple Evening/Morning y... terminar la secundaria. Con 20 años y ya sin compromisos estudiantiles a la vista, su nombre llegó a oídos del productor Jim Abiss (Arctic Monkeys, Kasabian), que inmediatamente los metió a grabar su primer material. Los pibes la entendieron al toque y en menos de siete meses salieron del estudio con el burbujeante I Had the Blues but I Shook Them Loose, su debut. Como una especie de marca registrada, las guitarras de Jamie McColl y el también cantante Jack Steadman tejen una inteligente telaraña que, al mismo tiempo, se vuelve cada vez más compleja y atractiva, sobre una base tartamuda que retuerce las canciones hasta volverlas una experiencia incómoda. Ahora bajo el ala protectora de una major como Island Records, Bombay Bycicle Club proyecta 2010 como el año de su despegue definitivo.

MARZO: FLORENCE & THE MACHINE


Desde la aparición de Kate Bush hasta aquí, el panorama de mujeres solistas en el rock británico no ha sido muy prolífico. Sólo la petisa zarpada de Lilly Allen pudo hacerse un espacio propio en un mercado dominado históricamente por muchachos de buena pinta y canciones irresistibles. Hasta que llegó Florence Leontine Mary Welch. Bautizada por la New Musical Express, esta estrellita en ciernes de 24 años conjugó en Lungs, su debut del año pasado, sus obsesiones sobre el mundo moderno con su grácil voz, que brilla en su proyecto Florence & The Machine. “Quisiera tener una carrera como la de P.J. Harvey o Björk, que están constantemente creciendo y creando cosas nuevas”, dijo en una reciente entrevista, donde además señaló como principales influencias a la Velvet Underground, Annie Lennox, Nirvana, Hole y, por supuesto, a Kate Bush. Acompañadas por una formación que incluye guitarra, bajo, batería, teclado y arpa (The Machine), las canciones de Florence se elevan entre tules y forman una orquesta celestial y etérea. Así, teatral, histriónica, frágil y talentosa, la revelación femenina de la música británica paseó sus delicadas composiciones por todos los grandes escenarios –Glastonbury, Reading, Leeds, Electric Picnic, T in the Park– y está por finalizar su segundo disco, que aparecerá en las próximas semanas. Crucen los dedos para que se edite aquí.


ABRIL: LEISURE SOCIETY


En Brighton, además de tener una playa donde veranean miles de británicos y en la que Fatboy Slim grabó un disco en vivo, existe una comunidad folk que vive alejada del mundo. Se trata de The Willkommen Collective, unos hobbits huraños cultores de la música acústica. Como una reencarnación de The Incredible String Band en tiempos del iPod, en pacífica convivencia amish. Curiosos, hasta allí llegaron Nick Hemming y Christian Hardy para formar junto a ellos Leisure Society. Erigidos como la respuesta británica a los yanquis Grizzly Bear, los Leisure son reconocidos por sus estrambóticos shows en vivo –a veces salen a tocar con seis integrantes, siendo ocasionalmente más de nueve– y por la atención que generó su debut The Sleeper (2009), un compendio de pequeños himnos folkies con suaves arreglos de cuerdas; el marco perfecto para una tarde de lluvia otoñal. Al igual que otros exponentes actuales del género como Mumford & Sons, Leisure Society se luce cuando bucea en el pop de cámara y saca a flote el nervio aciago que los conecta con Sufjan Stevens, los Beatles o el genio torturado de Nick Drake; con la pluma inspirada en la lírica de Fitzgerald y el recientemente desaparecido J.D. Salinger. Hace unas semanas, Brian Eno dijo en medio de un concierto en Long Beach: “Lo único que escucho últimamente con entusiasmo es una banda inglesa llamada Leisure Society, y les recomiendo su disco The Sleeper. Es un hermoso álbum para escuchar”. Pavada de chivo.


MAYO: ELLIE GOULDING


Encabezar la lista de artistas más prometedores del año para la BBC es, si en el medio no sucede una catástrofe, casi un camino allanado hacia el éxito. Pero para que esta historia tenga final feliz se deben dar dos variables: que claramente no suceda una catástrofe y que el artista en cuestión sea realmente talentoso. Cuando las radios inglesas se dieron cuenta de esto último y comenzaron a pasar Under the Sheets, un par de ejecutivos con habanos humeantes empezaron a hacer cuentas en alguna moderna oficina de Londres. Antes de debutar en noviembre de 2009 con el maxi An Introduction to Ellie Goulding, la cantautora de Herefordshire estudiaba teatro en la universidad y escribía letras de desamor, inmersa en el ala vanguardista de su clase. Su estilo delicado y profundo encantó a los directivos de Polydor, que metieron mano para que Lights, su debut propiamente dicho, vea la luz el próximo 1º de marzo. Críticos, conductores de radio, hombres de la industria y público la eligieron durante el año pasado como uno de los artistas a tener en cuenta en 2010. Su voz dulce y anémica, un bálsamo en formato electropop, tal vez haga el resto.


JUNIO: THE HEAVY


Aunque su nombre lleve directamente a pensar en un tsunami de decibeles y un puñado de actitudes machotas, The Heavy es uno de los proyectos más elegantes y rítmicamente precisos que hoy puede ofrecernos el rock inglés. Este quinteto del pequeño poblado de Noid supo mezclar sus gustos personales –Jim Jarmush, el sonido Motown, espíritu de garage, el R&B lo–fi– y formar un adictivo combo de retro neo soul, si se permite el término. Amigos desde hace más de veinte años, el violero Dan Taylor y el cantante negro Kelvin Swaby recién estuvieron listos para salir en 2007 con el debut Great Vengeance and Furious Fire, junto al baterista Chris Ellul, el bajista Spencer Page y la tecladista Hannah Collins. Dos años más tarde, y con la cocarda de haber sido elegidos como una de las revelaciones del año por la revista Spin, lanzaron por Ninja Tune el intenso The House that Dirt Built, una clase de funk y soul de la vieja escuela que reventó en las radios con la irresistiblemente sexy How you Like me Now?, canción que tocaron en el programa de David Letterman y que debieron repetir sobre los créditos finales por pedido del propio David. Spaghetti western, samples de Screamin’ Jay Hawkins, blues rock bien vintage y la sanadora voz de Swaby hacen de The Heavy una de las promesas más interesantes de la música inglesa de este año.


JULIO: THE HORRORS


Muchos de los que escucharon Strange House, el lúgubre debut de The Horrors de 2007, aseguran que esa noche no pudieron dormir. Enfundados en negro mortaja, de calzas finísimas y pelucas desgreñadas, estos cinco párvulos del Southend londinense irrumpieron en la escena con un concepto mórbido y trillado que recuerda al shoegazing de The Jesus & Mary Chain, los feroces pasajes de The Birthday Party (el combo suicida de Nick Cave antes de Bad Seeds), el garage grasoso y el clima vampírico de las películas de Christopher Lee. Inspirados estética y líricamente en películas de terror clase Z y con un estado depresivo a prueba de balas, The Horrors regresó en 2009 con Primary Colours, su segundo manifiesto de art rock gótico. “Cualquiera que nos conozca como personas sabe que es ridículo pensar que para nosotros lo visual es más importante que lo musical. Dedicamos toda nuestra vida a la música, nuestras casas están llenas de instrumentos y no de ropas”, declaraba ante la prensa británica, caliente como una pava, el bajista Tom Cowan, de 22 tiernos añitos. Y, como todo bravucón, subía la apuesta: “No es nuestra culpa que el resto de las bandas no tenga un buen look”. Listo. Pero ojo: no son ningunos monigotes. Luego del primer disco, Geoff Barrow de Portishead y Chris Cunningham –director de los clips enfermos del enfermo de Aphex Twin–, se dieron cuenta del potencial del quinteto y oficiaron como productores de Primary Colours. “De un día para el otro teníamos varios sintetizadores antiguos que no sabíamos ni cómo usar, pero que nos sirvieron para aprender”, se sincera Cowan. Hoy, con el crédito abierto después de pasar con éxito por Reading y otros festivales europeos, The Horrors lucen preparados para asistir al entierro de las estrellitas pop de su generación y ser artífices del nacimiento de un nuevo estilo: la “new grave”. ¿Quién dijo que estaba todo inventado?


AGOSTO: WHITE LIES


Quizá de todas las bandas que se encuentran en este calendario, la que pareciera atenerse más a la corriente de frescura de los últimos años del rock inglés –Maximo Park, Arcade Fire, Editors– es White Lies. Llegados desde Ealing, al oeste de Londres, los ex Fear of Flying –Harry McVeigh en guitarra y voz, Charles Cave en bajo y Jack Lawrence Brown en batería– comenzaron a ensayar hace tres años, pero recién en 2009 su nombre empezó a oírse por los clubes de la capital. Los simples To Lose my Life y Farewell to the Fairground los llevaron primero a un tour por Estados Unidos y luego a editar su debut To Lose my Life..., transformándose en número uno en ventas el año británico pasado. El trío se completa con un tecladista que sólo los acompaña en vivo, como invitado. “Nos han comparado con Joy Division y con Interpol, que son grupos que nos encantan, pero a veces pareciera que es necesario etiquetar a un artista apenas nace. El hecho de que seamos tres, además, nos lleva musicalmente hacia otros lugares”, asegura el cantante Harry McVeigh. Se ve que tanta bronca contenida le pegó mal: White Lies debió suspender su gira europea porque el bocón de Harry cayó enfermo en Munich.


SEPTIEMBRE: JAMIE T


La historia de Jamie T es tan real como increíble. Abrumado por la imposibilidad de que un ejecutivo discográfico lo atienda cinco minutos, este muchachito blanco de Wimbledon un día se hinchó las pelotas y con 20 años se mandó directamente a Virgin a golpear escritorios. Como era de esperar, a los cinco minutos le dieron pista. Puteando y encabronado, Jamie tomó el ascensor para irse a su casa y, al abrirse la puerta en la planta baja, se encontró con Damon Albarn, cantante de Blur y Gorillaz. Sin pestañear, Jamie lo encaró: “Mirá, este es un CD con mi música; me llamo Jamie T: escuchalo”. Damon se lo llevó con poca onda y se fue. A las pocas semanas, Jamie T estaba en Virgin firmando su primer contrato. Damon lo había escuchado y su recomendación fue palabra santa. Así, Jamie Alexander Treays llegaba a editar en 2007 el redondísimo Panic Prevention, que lo alejó del under, donde estaba catalogado como un niño prodigio, y lo expuso a un público más grande. Su estilo de filiación rapper, fuerte acento e inflexiones marcadísimas como su amigo Mike Skinner (The Streets), lo separó de la manada y lo delineó como un precoz poeta suburbano de espíritu punk y beat peligroso. Con esas armas regresó a fines de 2009: Kings & Queens, otro discazo totalmente desconocido para el público argentino. “En vivo me presento con una banda, pero cuando compongo lo hago solo. Aunque sea una canción bien arriba o un hip-hop, siempre va a ser concebido en soledad porque así estoy acostumbrado a trabajar”, decía este pequeño geniecillo en una entrevista tras el lanzamiento de Kings & Queens. Qué mejor que festejar la llegada de la primavera escuchando Chaka Demus bien al taco con las ventanas abiertas mientras las chicas del vecindario salen hipnotizadas a buscar esa sofisticada música moderna.


OCTUBRE: THE BIG PINK


Con la llegada definitiva del calor pre-horno, octubre nos recibe con un proyecto que hoy ya dejó de ser un secreto para la música de la isla. Desde Londres, el inquieto dúo de electro-rock The Big Pink (nombre inspirado en el disco debut de The Band) muestra la saludable apertura de la que hoy goza la escena británica. Los multiinstrumentistas Robbie Furze y Milo Cordell hacen lo que quieren y se mueven en las sombrías sonoridades del pop, flotando sobre guitarras espaciales y distorsionadas que se repiten hasta el infinito sin la mínima culpa. Con algún resabio a los Stone Roses y un single atractivo llamado Velvet, The Big Pink generó una gran expectativa en Inglaterra que se detonó a mediados del año pasado con la salida de su ópera prima, A Brief History of Love: un disco ligeramente oscuro y engendrado en la mejor tradición del rock británico de finales de los ‘80, cuando el mundo aprendía a conjugar nuevos términos como shoegazing y Madchester. Recientes teloneros de Muse y en cartel para el próximo festival de Coachella, The Big Pink siguen de gira loca y ya piensan en su segundo álbum, a editarse a fines de 2010.


NOVIEMBRE: REVEREND AND THE MAKERS


Aparecido hace un año en este mismo suplemento como una cara nueva, el Reverendo Jon McClure regresa para convencernos con French Kiss in the Chaos, un notable segundo disco donde explota (con más plata y una producción más cuidada) la fórmula que había iniciado en el imprescindible State of Things de 2007. Desde la norteña Sheffield, McClure se las sigue ingeniando para hacer un irresistible cóctel de funk, pop, rock y dub, con letras que desbordan de crítica y cinismo, y con una banda que groovea como los dioses para que el Reverendo lance sus plegarias de inconformismo 2.0. Amigos de los Arctic Monkeys –el hermano de McClure ilustra la portada del debut de los monos–, Reverend and The Makers es la última gran promesa del rock inglés que no sólo se apoya en grandes canciones como Armchair Detective, Heavyweight Champion of the World o Silence is Talking sino en el fervor que el carismático Jon despierta en sus seguidores y en la prensa, que ahora lo va a buscar cuando necesita una declaración inteligente, como lo hizo The Guardian en un informe sobre la regulación laboral de los artistas en Inglaterra. Para pintar a este loco lindo, qué mejor que una frase suya: “Cuando salió el primer disco de los Arctic Monkeys, yo ya tenía preparado State of Things, pero no hubiera valido la pena sacarlo en ese momento, porque yo no me sentía preparado y la banda no estaba sólida, así que decidí esperar hasta estarlo realmente. Creo que hoy sí mi banda merecía tener un disco. Y por eso lo hice”.


DICIEMBRE: THE XX


Wandsworth es uno de los tantos barrios entre clásicos y cool que posee Londres. La arquitectura es casi la misma: pubs, parques, clubes subterráneos para volarse la cabeza y más de un proyecto de artista por cuadra. En 2005, cuatro aspirantes a estrellas de rock de la revoltosa Elliott School –Oliver Sim en voz y bajo, Jamie Smith en batería, Romy Madley Croft en guitarra y la tecladista Baria Qureshi, que se bajaría al poco tiempo aduciendo “cansancio físico y mental”– llevaron la música de las calles del sur londinense a las pistas y el resultado fue explosivo. Aquí no hay secretos: guitarra, bajo y batería llevan el pulso al dance sexy y los pies ya no pueden dejar de moverse. El viejo y peludo espíritu post punk al servicio de una piba y dos pibes raros con un toque de paranoia urbana encima y debilidad por contar historias que terminan mal. Su debut XX del año pasado fue uno de los lanzamientos más comentados del Reino Unido y hoy, gracias a ese álbum, se encuentran de gira con agenda ocupada para casi todo 2010. “Pink Floyd, New Order, The Cure, Hot Chip, Depeche Mode; todos pueden habitar en el mundo de XX. Sin dudas estamos hablando de la mejor música de los últimos treinta años”, apura el cantante Oliver Sim. Y todo a un click.

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