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Lunes, 19 de enero de 2015

FúTBOL › A CUATRO SEMANAS DEL INICIO DE UN CAMPEONATO INEDITO EN EL QUE INTERVENDRAN 30 EQUIPOS

El torneo de los grandes interrogantes

A diferencia de lo que venía sucediendo, los planteles que jueguen la Copa Libertadores podrán desatender el certamen local, ya que tendrán tiempo suficiente para recuperarse, en el caso de que hayan perdido terreno.

 Por Daniel Guiñazú

A menos de un mes del comienzo de la actividad oficial de 2015 y en medio de un mercado de pases que se mueve perezosamente, acorde con la falta de dinero del común de las tesorerías, crecen los interrogantes acerca de cómo sucederá el nuevo torneo de 30 equipos de Primera División. Esas dudas no tienen tanto que ver con el devenir futbolístico. Más bien se refieren a cómo se irá dando. Si en la extensión de las 30 fechas será un certamen parejo y peleado en ambos extremos de la tabla, o si habrá pocos clubes luchando por el título y por no irse al descenso y muchos cómodamente instalados en la mitad de la tabla, jugando por casi nada en cada fin de semana hasta el 8 de noviembre, fecha de finalización.

Aquel campeonato de la temporada 1989/1990 que ganó River, dirigido primero por Reinaldo Merlo y luego por Daniel Passarella, fue el último que se jugó con el formato de todos contra todos a dos ruedas. Después, Julio Grondona impuso los dos torneos cortos a una rueda, y con esa adrenalina ha vivido el fútbol argentino en los últimos 25 años. Así que durante 2015 (en 2016 habrá un nuevo torneo corto en el primer semestre) será necesario habituarse a que las cosas pasen más lentamente. Y a que las grandes definiciones se concentren todas a fin de año. De todas formas, también ahora habrá un corte a mitad del campeonato: luego de la 16ª fecha, entre el 7 de junio y el 12 de julio, el torneo se detendrá para posibilitar la disputa de la Copa América de Chile.

O sea: los primeros 48 puntos se disputarán entre febrero y junio, y los 42 restantes, entre julio y noviembre, con la vital diferencia de que no habrá campeón ni descensos al cierre del primer semestre. Lo que no cambiará será la incidencia de los torneos continentales: Boca, River, Racing, San Lorenzo, Huracán y Vélez (si le gana el desempate del próximo 28 a Boca en Mar del Plata) o Estudiantes (si pierde Vélez) participarán de la Copa Libertadores que se disputará entre el 3 de febrero y el 5 de agosto. En tanto que River, Huracán, Lanús, Independiente, Tigre, Arsenal y Estudiantes (si no juega la Libertadores) o Belgrano (si la disputa) intervendrán entre agosto y diciembre en la Copa Sudamericana.

Con este panorama, bien puede afirmarse ya que los equipos que jugarán la Libertadores podrán optar sin dudas por ella sin preocuparse por perder terreno el torneo local. A diferencia del ciclo anterior, cuando la lógica elección por la Copa inevitablemente los dejaba fuera del campeonato, el nuevo calendario les permitirá ahora apostar a fondo por el torneo continental sin resignar chances en la competencia de entrecasa, salvo que prematuramente queden demasiado lejos de la punta.

Un dato avala este razonamiento: luego de la final de la Copa, habrá 10 fechas por delante. Por lo que si un equipo argentino llegara hasta allí y estuviera, por ejemplo, a 10 puntos de la punta, podrá afrontar primero la Copa y después intentar la recuperación, sabiendo que le quedan 30 unidades por jugar. No es poco. En todo caso, será la Copa Sudamericana la que interferirá directamente en la definición del campeonato, ya que estará en pleno desarrollo allá por octubre y noviembre, en paralelo con las cinco fechas finales y la resolución del título, la clasificación a las copas y los dos descensos.

No es éste el único interrogante que este torneo experimental deja abierto. Otro tiene que ver con su real competitividad. Gustavo Alfaro –el técnico de Tigre– y Ricardo Zielinski –el conductor de Belgrano– lo pusieron blanco sobre negro en la semana que pasó: temen que se armen tres bloques. Y que mientras diez equipos como mucho luchan por el campeonato y el ingreso a las copas de 2016 y otros diez pelean por mantener la categoría (bajan dos a la B Nacional), haya otros diez que estén de paso y jueguen sólo para estirar las piernas. Para estos clubes, con buen colchón de puntos en el promedio, pero sin espalda futbolística y económica como para dar batalla arriba, el torneo puede llegar a hacerse eterno, interminable. Algo que no sucedía en los torneos breves en los que siempre se estaba jugando por algo importante.

El último desafío es extrafutbolístico. Y pasa por la televisión de aire, principal fuente de financiación de la competencia, que deberá darles cabida cada fin de semana a quince partidos (dos los viernes, once entre sábado y domingo y dos los lunes) sin contar a los de la B Nacional. Hasta el momento, no hay noticias de que vayan a incorporarse más canales a las transmisiones (en algún momento se habló de Telefe), por lo que la TV Pública, América y el 9 deberán ceder más espacio del que hasta aquí han cedido para una oferta de partidos 50 por ciento mayor que la del año pasado. Y que en muchos casos abarca encuentros a priori poco interesantes que deberán superponerse inevitablemente con otros que sí lo son. El peso mayor de las emisiones correrá por cuenta de la TV Pública, que en principio pondrá en el aire entre 7 y 11 de los 15 encuentros de cada fin de semana. Algo que no causa demasiada gracia en el directorio y las gerencias del canal oficial.

A cuatro semanas del comienzo del torneo que Grondona nos legó, y con negociaciones todavía en lento proceso, resulta superfluo especular con las chances deportivas de los equipos. Mucho más cuando el título se definirá recién en noviembre y en el medio habrá un mes de receso en el cual podrán incorporarse tantos jugadores como sean vendidos durante los mercados de pases de verano de Europa y México. Es un campeonato diferente el que se acerca, el más numeroso del fútbol mundial y, por lo tanto, también el más imprevisible. Todos saben cómo empieza. Pocos, a esta altura, imaginan como habrá de terminar. La pelota puede picar para cualquier lado.

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Paulo Abila es la carta de gol de Huracán, que volverá a jugar en el fútbol de Primera.
 
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