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Viernes, 15 de abril de 2016

URBANIDADES

Lo más profundo es la piel

 Por Florencia Minici

En grupos que se formaron alrededor de quienes habían llevado la clásica y que nunca traiciona radio con opción am/fm, militantes de diversas procedencias se llamaban a silencio para escuchar el primer discurso de CFK como ex presidenta. La voz más esperada para miles volvió a encontrarnos en una plaza agórica. Era necesaria, después de cien días de terapia nacional de shock, una plaza estratégica, que por no ser plaza y por ser terreno nuevo, barroso Comodoro Py cuya misteriosa agrimensura se prestaba a ser habitado como una droga en la que se entra y de la que se sale sin entender demasiado las medidas del momento.

Había que esperar hasta la tarde para ver las panorámicas desde arriba, esas que hoy tanto le deben a la tecnología militar del drone. Pero, y por sobre todo, las imágenes captadas por decenas de miles, militantes, medios alternativos, entusiastas, que aumentaba en volumen hora a hora. Detalle a detalle, se armaba una crónica colectiva de la mañana del 13 de abril. Videos, posteos, fotos inmediatamente subidas a las redes sociales: sobre todo las que se fueron tomando desde abajo, en plano paralelo y no perpendicular, horizontales, expresan mejor que cualquier megacobertura los fragmentos de la gesta que la gran operación del fuero federal sobre el gobierno de Macri nos hizo el favor de poder vivir.

“Amor con amor se paga”, inscribía el viejo consejo popular en la pancarta que una doña cubierta de azul nylon hacía pasear en el tumulto. “¡Gaspar Campos, Gaspar Campos!” un aullido malicioso en el borde de la comedia, cerca de la hora de la salida del auto blanco desde Juncal y Uruguay, mordió los talones del cordón humano firme que hizo la noche y el día. Nos recordaba que al salir del 13 de abril, se vuelve sobre las preguntas que nos llevan aquí. ¿Fuimos felices? Sin dudas. ¿Qué pactos, además del imborrable pacto con una líder de la liberación, no sólo del pueblo argentino sino de la época del anarcocapitalismo financiero, nos llevaron hasta aquí? En el sueño despierto de la comunidad, en el volver a verse de una plaza estratégica cuyo texto principal, oral, epidérmico, giró en torno al qué hacer, se vivió la constatación de una hora de grandes preguntas. La hora de estar descentradxs. De empoderados buscando las nuevas políticas y las nuevas estéticas de la libertad. Mucho de esto fue puesto en escena en este encuentro poco consolatorio y abierto, tan de la militancia como de los “sueltos”.

El discurso de CFK, potente y prenda de unidad por sobre momentos defensivos, agitados y de ánimo espeso, llamó por igual a defender el amplio campo de las libertades conseguidas y a la estrategia del llamado “frente ciudadano”. Ni más ni menos que un retorno a las premisas fundantes de la transversalidad. Aquella que convocó alguna vez al encuentro real en afectividades y políticas. En vivencias que no son conceptos a priori sino lugares de producción de sentido y de red social (porque todo indica que los próximos acentos también requerirán resolver cuestiones de la subsistencia material desde abajo), en tiempos en que cada cual desde el llano tiene que volverse pensante de la agrimensura política.

La nueva “agrimensura ciudadana”, se perfila como la próxima narrativa multi interpretable. Pero algo aparece con claridad: ya nadie porta la estrategia central, privilegiada. Organizaciones gremiales, movimientos de mujeres, partidos y colectivos de toda procedencia y tradición o grado cero fueron llamados a ser voz, cada cual un cronista, cada cual un bastón de mando. Estamos descentradxs.

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Imagen: EFE
 
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