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Viernes, 22 de mayo de 2015

CINE › MIENTRAS SOMOS JOVENES, DE NOAH BAUMBACH

Demasiados detalles

Ben Stiller y Naomi Watts son una pareja cuarentona que busca ser “otros” a través de nuevas y más jóvenes amistades: a pesar de un par de buenos gags, la historia se enreda demasiado.

 Por Horacio Bernades

Compinche de Wes Anderson, con quien coescribió Vida acuática y El fantástico Mr. Fox, el guionista y realizador Noah Baumbach (Nueva York, 1969) hace girar su obra sobre el desajuste. Aquello que está o se pone fuera de lugar, sobre todo en las relaciones íntimas. En Historias de familia, lo que se desajustaba era una familia entera, a partir del momento en que los padres anunciaban su separación. En Margot y la boda y Greenberg, lanzadas aquí en DVD (2007 y 2010), las relaciones entre hermanas y hermanos. En Frances Ha, el desfase de la protagonista parecía ser con su propia vida. Cuarentones, los protagonistas de Mientras somos jóvenes se sienten incómodos con la edad, limitaciones y círculo de amigos, lanzándose a explorar la posibilidad de ser otros.

Nada por lo que otros coetáneos no hayan pasado o vayan a pasar. El problema es que los otros que Josh y Cornelia quieren ser ya existen y tienen nombre. Se llaman Jamie y Darby y son una pareja de veinteañeros largos por la cual aquéllos sienten, a partir del momento mismo en que los conocen, lo que cabría definir como un flechazo. Documentalista, Josh (Ben Stiller) ganó fama y prestigio entre quienes conocen del tema con su primer largo. Pero en el segundo quiere abarcar tanto que no puede desarrollar nada. Josh está más insatisfecho, más conflictuado, más en crisis que Cornelia (Naomi Watts), con la que parecería haberse casado por ser la hija de un legmaestro del documental (el veterano comediante Charles Grodin).

Josh está, en verdad, más todo que Cornelia, por la sencilla razón de que los personajes femeninos de Mientras somos jóvenes están tan subescritos como sobreescritos los masculinos. Es Josh el que se siente flechado por Jamie (Adam Driver), por el motivo por el cual un hombre suele rendirse ante otro: la admiración, cara luminosa de la envidia. Admiración sobreactuada de Jamie, documentalista en formación, por Josh. Admiración de Josh por la pasión, la exuberancia, la juventud de Jamie. Y sus mujeres, a la rastra de ellos. Josh empieza a usar sombreritos estilo Elvis Costello, Cornelia aprende a bailar hip hop (gran escena de Naomi Watts). A ninguno de los dos le despierta sospechas que Jamie sea adulón hasta el límite mismo de la náusea.

Fábula de dislocación y crisis de identidad, pero también variante masculina de La malvada, Mientras somos jóvenes se disloca también entre demasiadas vertientes, como le sucede a Josh con su documental inabarcable. Baumbach se excede tanto en la(s) trama(s) como en la cantidad de detalles, diálogos y referencias que intenta meter por plano. Desde ya que su opus 7 no carece de grandes gags (toda la secuencia de los vómitos por ingestión de ayahuasca es divertidísima), observaciones lucidísimas (la secuencia de montaje que confronta el chic vintage de los hipster veinteañeros con la puesta al día tecno de los cuarentones) o perturbadoras (que Josh y Cornelia “rompan” con su anterior pareja de amigos para “meterse” con Jamie y Darby). Pero se pierde entre tanta minucia, cultivando el “no todo es lo que parece” de cualquier thriller paranoico y rellenando de información lo que en películas previas era pura, misteriosa inconclusión.

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El film es una fábula de dislocación y crisis de identidad.
 
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