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Martes, 9 de febrero de 2010

MUSICA › LAS PELOTAS, ARBOL Y LOS PéREZ GARCíA TOCARON EN LA ZONA SUR

Vacaciones rockeras en Parque Roca

La banda de Daffunchio tocó en el mismo escenario en el que
el año pasado diera su primer show tras la muerte de Alejandro
Sokol. Esta semana tocarán Catupecu Machu y Divididos.

 Por Leonardo Ferri

Como si fuera una luna de miel o unas vacaciones, en las que todo está bien, sin malos entendidos de por medio, el rock y el gobierno de la ciudad materializaron una tregua, un acuerdo de mutua conveniencia, luego de aquellos dichos del fugaz ministro de Educación porteño Abel Posse, en los que afirmaba que “los jóvenes están estupidizados por el rock”. Quizá para demostrar que no son estúpidos, y que cualquier ocasión para tocar gratis es buena, varios grupos aceptaron formar parte del ciclo “Rock en el Parque Roca”. Después de todo, es época de vacaciones y hay que pasarla bien.

El show que brindaron Las Pelotas, Arbol y Los Pérez García puede ser visto como parte de esa luna de miel, pero no en Hawai sino en Villa Soldati, en el estadio que en realidad se llama Mary Terán de Weiss. Con respecto al lugar, cabe decir que es muy cómodo, se ve bien de todos lados y tiene buenos accesos para el público que está dentro del predio. Queda por mejorar el transporte público que llega hasta allí, ya que con tres líneas de colectivo y el premetro no parece ser suficiente, especialmente en un domingo. Por el mismo escenario en el que desde el jueves se habían presentado Los Pericos, Los Auténticos Decadentes, Miranda! y Los Cafres, el grupo comandado por Germán Daffunchio dio una nueva muestra de su popularidad, construida a fuerza de shows potentes y buenas canciones.

Arbol salió al escenario poco antes de las 18 y mostró su habitual heterogeneidad musical, que va desde el hardcore más rabioso hasta la cumbia, pasando por el pop ATP y el llamado rock rioplatense. Ante un estadio a medio llenar, el cuarteto combinó temas de su último disco, No me etiquetes, con algunos hits como “Vomitando flores”, “Osvaldo”, “Chikanorexika”, “Jardín frenético” y “Cosacuosa”. El único incidente advertido desde el escenario –aunque no el único de la tarde– provocó que la banda parase de tocar un instante para pedir que separaran a dos chicos que se estaban peleando. No fue nada grave, pero el cantante Pablo Romero pidió tranquilidad y que esas cosas no sucedan, “porque, si no, después cierran todos los lugares para tocar”, dijo.

Las Pelotas subió al mismo escenario en que el año pasado dieron su primer show después de la muerte de Alejandro Sokol, el histórico y carismático cantante de la banda. Y su habitual formación –además de Daffunchio, Gustavo Jove en batería, Gabriela Martínez en bajo, Alejandro Gómez en trompeta y trombón, Sebastián Schachtel en teclados y Tomás Sussman en guitarra– tuvo el valioso agregado de Tavo Kupinski, ex Los Piojos, que aportó su filosa guitarra y le dio un toque más rockero a la banda. “Saben”, “Basta” y “Desaparecido” abrieron el show, y Daffunchio expresó su reclamo, siempre presente en sus letras, cuando gritó: “¿Dónde está Julio López?”.

La banda aprovechó la ocasión para seguir presentando Despierta, y de las diecisiete canciones interpretadas, siete fueron de ese álbum reciente. “Pasajeros”, “Si quisiste ver”, “¿Qué podés dar?”, “Que estés sonriendo”, “Personalmente” y “La semilla” fueron coreadas por el público casi tanto como los clásicos de la banda, como “Hawai”, “Transparente” y “Sin hilo”, dedicada al Bocha Sokol, “que está mirando desde el cielo”, según las palabras del cantante. No faltaron los alegatos antiimperialistas antes, durante y después de “Capitán América”, cuando Daffunchio mandó saludos –no sin ironía– para el presidente Barack Obama, ni la gran fiesta del final con “Shine”.

Es posible que Las Pelotas haya perdido más que un cantante cuando falleció Sokol, ya que en cada show el frontman solía convertirse en el nexo entre público y banda. Pero es justamente su ausencia –paradójicamente, presente en todo momento– la que potencia a ambas partes y hace que esa voz faltante se multiplique en cada uno de los que mira desde abajo del escenario. Ver esa escena desde afuera provoca cierta emoción, que poco tiene que ver con la estupidez y mucho con la pasión.

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Germán Daffunchio le dedicó “Sin hilo” a Alejandro Sokol: Las Pelotas extrañan al Bocha.
Imagen: Marisela Mengochea
 
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