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Viernes, 8 de julio de 2016

CULTURA › LA RENUNCIA DE LOPéRFIDO Y SU PERMANENCIA AL FRENTE DEL TEATRO COLóN

Continúan los días de negacionismo

El ministro debió dar un paso al costado, pero la actitud general del gobierno porteño es negar las verdaderas razones de su salida. Representantes del mundo cultural insisten con que sus dichos lo descalifican para ejercer cargos públicos.

 Por Paula Sabatés

La renuncia de Darío Lopérfido a su cargo de ministro de Cultura porteño, presentada y aceptada por Horacio Rodríguez Larreta el martes, deja, además de un panorama incierto en la plana cultural de la ciudad, distintas sensaciones en el ámbito político y cultural. Se trata de la primera renuncia ministerial de esta gestión macrista, además de la primera en una cartera de Cultura por un motivo similar: tras 209 días de gestión, Lopérfido debió renunciar ante presiones cada vez mayores. Más allá de que se hayan querido evitar acciones de repudio en el acto que se realizará hoy por el Bicentenario, la presencia del funcionario en su gabinete ya era un gran problema para Larreta, quien una semana atrás tuvo que presenciar una manifestación contra el ex ministro durante la presentación de un programa de gobierno.

Sin confirmación sobre quién será su reemplazante, ayer se conocieron algunos detalles sobre el futuro del funcionario, que seguirá al frente de la dirección artística del Teatro Colón y como presidente de la organización Opera Latinoamérica. Según trascendió, Lopérfido dejaría de trabajar ad honorem para el coliseo porteño –como hacía desde diciembre, para evitar la incompatibilidad de cargos– y volvería a tener un sueldo por su labor, para lo cual habría que modificar la reglamentación de ese ente autárquico.

Ahora que estará abocado en tiempo completo a ese trabajo –razón para la cual renuncia, según el comunicado oficial, que nada dice sobre las polémicas que lo envolvieron–, Lopérfido deberá resolver cuestiones presupuestarias urgentes dentro del Colón ya que, según contaron distintas fuentes a Página/12, muchas de las partidas destinadas a costear próximas producciones están atrasadas o canceladas, además de otras irregularidades en esta gestión (ver nota aparte). La noticia de su permanencia en el Colón no cayó bien entre los organismos de derechos humanos y los trabajadores de la cultura, quienes desde que iniciaron el pedido de renuncia del funcionario lo hicieron “por todos sus cargos”. En diálogo con este diario, los artistas que llevaron a cabo la serie de acciones en su contra vincularon esta permanencia con la actitud de Larreta, que en rueda de prensa negó que la renuncia tuviera que ver con las manifestaciones que desde marzo se llevan a cabo contra Lopérfido en distintos eventos y espacio culturales de la ciudad.

“Llama la atención la negación del Jefe de Gobierno con respecto a los verdaderos motivos de la renuncia de Lopérfido, que tienen que ver con una constante agresión desde el Estado hacia los artistas y a víctimas del terrorismo de Estado. En ese contexto es que se lo mantiene en el Colón”, expresó el director Gustavo Tarrío, integrante de ese colectivo de artistas, a la vez que otro de sus compañeros calificó su renuncia “como un primer gran paso en el pedido de alejamiento de Lopérfido del gobierno”, aunque aseguró que van a insistirle a Larreta “hasta que lo separe de todos sus cargos públicos, porque no puede haber ningún funcionario negacionista”.

También habló sobre el alejamiento de Lopérfido el titular del Sistema Federal de Medios Públicos, Hernán Lombardi, que hasta diciembre de 2015 ocupó el cargo que su compañero del Pro acaba de dejar vacante. En línea con lo que había expresado Larreta, que negó que la renuncia tuviera que ver con los dichos de Lopérfido, el funcionario expresó que “la gestión se hace difícil cuando tenés tantos cargos”, aunque agregó que no se puede gestionar “cuando tenés todo el sector con una mala relación”. Con respecto al ministerio, al cierre de esta edición nadie del equipo de Lopérfido había presentado su renuncia ni tenía intenciones de hacerlo. Ni Luciana Blasco y Viviana Cantoni, a cargo de las dos subsecretarías del ministerio –Políticas culturales y nuevas audiencias y Gestión cultural, respectivamente– ni los nueve directores generales de las áreas que dependen de ellas.

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“No se puede gestionar cuando tenés todo el sector con una mala relación”, dijo ayer Lombardi sobre Lopérfido.
Imagen: Bernardino Avila
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