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Domingo, 7 de febrero de 2010

Mejorsur

 Por Federico Bernal

Anteayer se produjo un nuevo encuentro de ministros de Argentina y Brasil para consolidar la relación bilateral, en el marco del Mercosur. Analizar la performance del país desvinculada de su espacio político, geopolítico, cultural, económico y comercial de pertenencia, el Mercosur y la Unasur, conducirá a errores de interpretación y a soluciones y caminos equivocados. Más allá de las consideraciones histórico-políticas de por qué el destino nacional es indisoluble del destino sudamericano, con el sentido común alcanza: sólo en bloque la Argentina podrá modernizar, desarrollar y diversificar su aparato productivo, otorgando mayor valor agregado a su industria y mayor empleo. El Mercosur afrontó diversos contratiempos, pero es oportuno indagar sobre cuál ha sido y cuál viene siendo su desempeño, cuáles son los mayores conflictos, los avances y las perspectivas.

A contramano de lo difundido por la gran prensa toda vez que se detiene en analizar los conflictos internos del Mercosur –prácticamente por lo único que aparece–, el BID opina que: “Teniendo en cuenta cómo el alcance de la crisis internacional ha afectado el volumen del comercio mundial, el número y la magnitud de los conflictos hacia el interior del bloque durante el último año parecen relativamente modestos y en línea con lo sucedido en anteriores episodios de su historia”. Entre las debilidades del bloque, se advierten: ausencia de reglas, la dificultad para encauzar los conflictos institucionalmente (por ejemplo, la no puesta en funcionamiento del Mecanismo de Adaptación Competitiva, mecanismo activado en 2006), la recurrencia de determinados conflictos por sectores productivos y la continuidad de una alta dosis de unilateralismo y discrecionalidad. No obstante, el BID vuelve a concluir que: “Ciertas lecciones han sido aprendidas: el cuidado para no generar desvíos de comercio, un mayor acuerdo entre los sectores privados para enfrentar la creciente competencia de las importaciones extrazona y, a nivel de los gobiernos, la comprensión de que el desarrollo productivo del Mercosur debiera ser un factor de mayor homogeneización al interior del bloque”.

Entre los logros verificados en el último año se pueden mencionar: la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio Mercosur-Israel; la primera Reunión del Comité Conjunto del Acuerdo Comercial del Mercosur y la India; la primera Reunión Trilateral a nivel ministerial Mercosur-India; la segunda Ronda de las Negociaciones con Egipto, SACU, la IV Reunión del Comité Automotor del Acuerdo de Complementación Económica Mercosur-México. Asimismo, caben subrayar como de sumamente importantes e inéditos los siguientes logros: el sistema de pagos en moneda local, los swaps de monedas, los pedidos de modificación del Arancel Externo Común para ciertos productos sensibles, la reglamentación del Fondo de Agricultura Familiar del Mercosur y la profundización en nuevos proyectos y normativas vinculadas con el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) y al Programa de Integración Productiva (donde destaca la creación del Fondo Mercosur de Garantías a Micro, Pequeñas y Medianas Empresas), ambos últimos destinados a la administración y reducción de las asimetrías intrabloque. Finalmente, no puede dejar de señalarse el notable crecimiento del flujo comercial (exportaciones e importaciones) del Mercosur con la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y Venezuela (el país extrabloque de América latina que más creció como destino de las exportaciones del Mercosur), ratificando por cierto una tendencia ininterrumpida entre 2003 y 2008.

El estrechamiento de lazos comerciales con los restantes países de América del Sur y, fundamentalmente, Venezuela –a un paso de ingresar al bloque—, no sólo contribuyen al equilibrio interno productivo y comercial del Mercosur (en 2008, las exportaciones de Brasil al Mercosur representaron el 52,3 por ciento del total y sus importaciones desde el bloque fueron un 34,9 por ciento del total), sino también al aceleramiento de las iniciativas continentales como son el Banco del Sur, Petrosur y el Consejo de Defensa Sudamericano.

Si bien la crisis internacional así como los conflictos en el seno del bloque lejos están de solucionarse, se vislumbra por delante un gran año para el Mercosur. Prueba de ello son las prontas y rápidas recuperaciones verificadas en la Argentina y Brasil, el más activo rol del primero en diversos foros internacionales, los avances Mercosur-India y Mercosur-Unión Aduanera de Africa del Sur, la creciente participación de China como destino de las exportaciones extrazona, el “factor China” como elemento de amenaza potencial común que ahonda los lazos de solidaridad de los miembros del bloque en un número creciente de rubros, el exitoso sistema de pagos en moneda local, los avances del Focem y del Programa de Integración Productiva, todos sumados a la casi segura incorporación de Venezuela al bloque y a la flamante presidencia pro tempore de la Argentina en 2010.

En orden de importancia, el BID destaca como los principales generadores de conflictividad interna entre los socios: los efectos desestabilizadores de la crisis global; la fuerte política proteccionista argentina en relación con Brasil y Uruguay; las políticas de preservación tomadas por Brasil en relación con su sector agroindustrial, y la reanudación de acuerdos voluntarios entre privados para la administración del comercio entre Argentina y Brasil.

A propósito de estos puntos, conviene detenerse en el segundo. En primer lugar, porque resulta un dato objetivo de la diferencia sustancial de la política industrial ejecutada durante el kirchnerismo en relación con la época neoliberal (que en realidad implementó una deliberada política antiindustrial). En segundo lugar, porque dicha política industrial, sumada al cuestionamiento del déficit estructural bilateral en el comercio de manufacturas con Brasil –y al margen de los lógicos roces o rechazos brasileños– tiende a un mayor equilibrio entre las fuerzas internas del bloque, contribuyendo así a un Mercosur más equitativo y eficaz en cuanto al desarrollo de sus miembros. Al respecto, cabe destacar que las políticas de defensa de la producción nacional, sobre todo en relación con el déficit comercial con Brasil no comenzaron en 2008, sino que más bien se remontan a 2004-2005 (primeros acuerdos privados voluntarios de autorrestricción de exportaciones).

Entre las distintas estrategias utilizadas por el gobierno argentino figuran: la extensión del uso de “valores criterio” aduanero, la aplicación de derechos antidumping y de Licencias no Automáticas (LNA). Para el BID, estas últimas “tendieron a dificultar las operaciones (comerciales dentro del bloque. N. de R.), generando incertidumbre en el esquema de negocios”. Aquí un enfoque. Lo cierto es que la ausencia de este tipo de conflictos durante la década y pico neoliberal no fue un hecho destacable. Más bien reflejaba la total ausencia de políticas proindustriales, en línea por supuesto con la destrucción del aparato productivo nacional.

Contrariamente, la protección del sector industrial llevada a cabo por los gobiernos kirchneristas (entre los principales sectores protegidos están las prendas de vestir, la línea blanca, hilados y tejidos, muebles de madera, calzados, neumáticos y papel), los cuales a su vez vienen desembocando en sucesivos conflictos intersectoriales, son en realidad los síntomas de un cambio positivo vinculado con la industrialización de la Argentina. Un camino que, de profundizarse en el tiempo, conducirá inevitablemente al necesario y aún pendiente equilibrio de las fuerzas productivas con Brasil, fundamental al éxito del bloque, y por extensión, al éxito de una Unasur equilibrada y recíprocamente solidaria. En relación con las LNA, es justo señalar que la Argentina también las aplica hacia las importaciones extrabloque, y como en el caso de China, en mucha mayor proporción que a Brasil. En 2008 y en base a datos del Indec y del Ministerio de la Producción, el 18,4 por ciento de las importaciones totales chinas fueron alcanzadas por las LNA contra el 8,9 por ciento para las importaciones brasileñas. Con el mismo objetivo que persigue la Argentina aunque en menor proporción, Brasil también aplica LNA a 3500 posiciones arancelarias sobre un total de 9765.

Los números

Entre 1990 y 1994, el promedio del saldo comercial entre el Mercosur y el resto del mundo se situó en 10.789 millones de dólares anuales. Entre 1995 y 2000, el saldo fue negativo, unos 8497 millones de dólares anuales en promedio. A partir de 2001, se recuperó notablemente, para alcanzar un año después su valor más alto desde 1990 y su máximo en 2006. Durante el quinquenio 2003-2008 e impulsado por un incremento ininterrumpido de las exportaciones intrabloque, el saldo promedio fue siempre positivo y de 45.814 millones, el mayor de su historia. Lo mismo sucedió con los flujos de exportación extrabloque, los cuales se aceleraron casi exponencialmente a partir de 2003, llegando incluso en 2008 a mejorar –a pesar de la crisis internacional– respecto de las tasas registradas en 2007 (23,7 y 16,3 por ciento, respectivamente). En 2008, las ventas del Mercosur al resto del mundo alcanzaron los 248.022 millones de dólares y las importaciones, 236.700. Como resultado, el saldo comercial del bloque con la extrazona continuó siendo superavitario en 2008, con excepción de Asia, donde el déficit creció 78,2 por ciento. Sin embargo, este último se convirtió en superavitario en el primer semestre de 2009, producto del diferencial entre las exportaciones (subieron 8,0 por ciento) y las importaciones provenientes de dicha zona (bajaron 31,0 por ciento).

Recién en la primera mitad de 2009 se advirtieron los efectos de la crisis sobre el desempeño comercial del bloque: las ventas totales extra Mercosur cayeron 20,2 por ciento (reducciones hacia todos los destinos, a excepción de Asia), mientras que el comercio intrabloque sufrió una contracción interanual de 29,9 por ciento. El ingreso de capital externo sufrió un freno abrupto en igual período, con una caída del 34,6 por ciento (15.700 millones de dólares total) en relación con el primer semestre del año anterior. Los países más perjudicados fueron la Argentina y Uruguay

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CLAVES

Mercosur balance

Sólo en bloque la Argentina podrá modernizar, desarrollar y diversificar su aparato productivo, otorgando mayor valor agregado a su industria y mayor empleo.

Para el BID, teniendo en cuenta cómo la crisis internacional afectó el comercio mundial, el número y la magnitud de los conflictos dentro del Mercosur fueron relativamente modestos.

“Ciertas lecciones han sido aprendidas: el cuidado para no generar desvíos de comercio, un mayor acuerdo entre los sectores privados para enfrentar la creciente competencia de las importaciones y la comprensión de que el desarrollo productivo es un factor de homogeneización al interior del bloque”, destacó el BID.

Entre las debilidades se advierten: ausencia de reglas, la dificultad para encauzar los conflictos institucionalmente, la recurrencia de determinados conflictos por sectores productivos y la continuidad de una alta dosis de unilateralismo y discrecionalidad.

 
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