La causa por pedofilia contra el cura sanador de la localidad entrerriana de Lucas González, Juan Diego Escobar Gaviria, sumó un nuevo testimonio. Un joven, de 18 años, hizo un relato detallado de los abusos que habría sufrido durante cinco años, por parte del sacerdote que dirigía la iglesia. Primero lo contó en una entrevista a un medio entrerriano y luego lo ratificó ante la justicia. 
El joven aseguró que “sigue enviándome mensajes por WhatsApp en los que me incita a visitarlo a la medianoche. Siempre hay mensajes de amor y Dios. Siempre me dice que soy especial”.
En tanto el cura, que consiguió hace una semana que un juez de Gualeguaychú le concediera la libertad condicional, deberá permanecer bajo arresto domiciliario en la Casa de Ejercicios Padre Lamy, que depende del arzobispado de Paraná, en Oro Verde.
En su diálogo con la revista Análisis Digital, el joven contó que todos los lunes por la mañana los monaguillos, entre los que él se encontraba, viajaban a Paraná con el cura. Todos adolescentes de entre 11 y 13 años. Durante el viaje de ida el joven viajaba en el asiento de atrás del automóvil de Gaviria. “Cuando íbamos de ida el cura me guiñaba el ojo por el espejo retrovisor y yo no entendía nada”, explicó el joven. 
Cuando regresaban, por la noche, aunque el joven se sentara atrás, el cura lo pasaba al asiento de adelante. En esos momentos, mientras manejaba con una mano, con la otra Gaviria lo masturbaba.
El joven remarcó que “yo no entendía nada, porque era un niño”. Como los monaguillos dormían en el asiento trasero “yo me hacía también el dormido o miraba a través de la ventana, pero no hice nada porque no entendía qué era lo que estaba pasando. Estaba descubriendo mi sexo. Fue la primera vez que me hizo llegar al orgasmo en uno de esos viajes, pero no sabía de qué se trataba. Todo esto me sucedió muchas veces en los viajes” recordó.
En cuanto a la estrategia que aplicaba Gaviria explicó que “da muy buenos consejos, escucha y cuando uno se quiebra, ahí arremete”. “Es muy toquetón, pesado, denso y manipulador. Te habla y te habla hasta que te enreda y empieza a tocar por todas partes y te da muchos besos”, describió el muchacho.
También contó que el cura siempre había mostrado preferencias por él y se lo hacía notar en cada situación. Cuando el monaguillo iba por la tarde a la habitación de Gaviria a saludarlo, si se encontraba solo le agarraba la cara y lo besaba como si fuera una actriz de película, también le tocaba los genitales o la cola.
Según el relato del joven, Gaviria tenía una actitud metódica en sus abusos; así como los lunes iban a Paraná y cumplía con ciertos rituales, los viernes, después de la misa, llevaba a los monaguillos a dormir a su casa. Cuando todos se dormían ingresaba al joven a su cuarto, lo desnudaba, lo besaba por todo el cuerpo, y luego tras masturbarlo le hacía sexo oral. También le pedía al adolescente que lo penetrara o que le hiciera sexo oral a él.
El joven recordó también que el cura era dadivoso y que, cada vez que viajaba a Colombia, de donde es Gaviria, les traía boxers de regalo para todos los monaguillos, pero a él le traía dos o tres por viaje.
Por último, el joven que está de novio con una chica de su pueblo, contó que había mantenido un encuentro con Gaviria hace no más de tres meses, antes de cumplir 18 años. “Me hizo lo mismo de siempre; me hacía sexo oral, siempre hasta acabar, mientras me agarraba la mano y me hacía que se la apoye en su cabeza, para presionarlo contra mi pene”.
La primera denuncia contra Escobar Gaviria fue realizada por dos monjas ante la justicia, que logró con el sistema de Cámara Gesell el testimonio de un niño de 11 años, monaguillo en la Parroquia San Lucas Evangelista, que ratificó los ataques del sacerdote.