SOCIEDAD › PRIMERA MARCHA TRANSGéNERO CONTRA LOS TRAVESTICIDIOS

Todas, al grito de Diana

Convocadas por MAL (Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación), las trans marcharon en reclamo contra los travesticidios y, en especial, por el de Diana Sacayán.

 Por Horacio Cecchi

De los márgenes, hacia dentro. Esa fue la estrategia para cubrir la marcha. Esa fue la manera en que marcharon. Ese es el modo en que viven, y son vistas. La marcha de los márgenes en reclamo al centro del poder. Desde la Plaza de Mayo hacia el Congreso, al revés que la marcha de Ni Una Menos (aunque unas y otras se hayan nutrido y acompañado en ambas). Al revés, para diferenciarse, porque se sienten diferentes, pero quedan igualadas a las mujeres como víctimas de la violencia machista, que también las mata. Las mata por no ser mujeres y las mata por diferentes. Por eso, el lema de la convocatoria, “¡Basta de travesticidios!”, toma cuerpo. El de ellas. Al frente de la marcha, Sasha Sacayán, hermana de Diana, símbolo de la lucha transgénero, batía primero un redoblante y después un bombo.

Seis minutos después de las siete de la tarde se soltó la euforia travesti. Desde Plaza de Mayo hacia el Congreso. No estaban solas. Muchos pañuelos verdes, la Campaña Nacional por el Aborto legal presente, “ellas están en nuestras marchas, nosotras también las apoyamos”, confió a este cronista Martha Rosenberg, integrante de la Campaña. Estaban Las Rojas, Mala Junta, el Colectivo Lohana Berkins. Lohana, la símbolo de la militancia trans.

De las orillas de la marcha, hacia afuera, sobre las veredas, los semblantes gélidos de la ciudad decían que la temperatura bajaba de los 10 grados y que hay maneras aceptadas (legales) de pasar las horas y la vida. De las orillas de la marcha hacia dentro, paradoja, hacia el corazón del margen, el aire estaba en ebullición. Aunque el reclamo era duro, contra la violencia que se encarna en sus cuerpos y en sus vidas, el calor despojaba las ataduras y reía. Sí, el calor reía, marchaban contra las muertes. Y así se las podía ver y escuchar, gritando y salticando, con sus cuerpos rechonchos y longuilíneos, estilizadas y morrudas, con la alegría elegante del qué-me-importa-si-estoy-entre-las-mías.

“Dale alegría, alegría a mi corazón / la sangre de las caídas se reveló. / Ya vas a ver / las travas que vos mataste van a volver. / Si señor / vamos a llenar de fachos el paredón”, cantaban las travas desbordantes mientras afuera de la marcha, o sea, adentro del sistema, las miradas escrutaban tratando de entender tanta rareza. Valga la presunción de que no trataban de entender nada, mas bien, de alejarse de lo diferente. Esa mirada que nombra lo diferente como raro. No sé si acuerda, pero usted me entiende.

“No, no, no / a la discriminación / detrás de las siliconas / también hay un corazón”, emergió naïf, el cántico desde el megáfono de la compañera que trataba de suavizar su barítono gravoso, y retomado por la columna con una ternura acalorada, un dulzor que le daba a la marcha, de cuerpos aguerridos y amables, un tono atractivo de oxímoron.

La columna avanzaba sobre la Avenida de Mayo, cortaba calles con total desparpajo, interrumpía la 9 de Julio en el peor momento histórico para los piquetes. Y no eran piqueteros. Para los ojos que perforaban como bocinas los parabrisas y las ventanillas, una columna de “esos raritos” (valga la presunción de género aplicado) interrumpiendo el regreso a la computadora en casa es peor que el peor reclamo de piqueteros. Qué hace Macri que no los persigue.

Las persigue, sí, y tuvo su letra dedicada, “Macri, basura / vos sos la dictadura”, aunque lamentablemente no sea el único que las persiga. Por eso este reclamo. Primero como marcha en la historia transgénero, aunque el reclamo venga escuchándose hace rato. Allí está la memoria de Lohana Berkins, la dirigente trans que impulsó el movimiento y que falleció en febrero de este año. Allí el reclamo por Amancay Diana Sacayán, la primera en recibir el DNI a su nombre elegido y género femenino, asesinada el 13 de octubre de 2015 y que tuvo ¿el honor o el horror? de que su crimen haya sido el primero de una travesti calificado en la justicia como femicidio. Como dijo Lohana a fines del año pasado, “un avance estratégico” camino a la figura del travesticidio.

La columna, nutrida, alrededor de unas mil personas, para tratarse de una marcha de los márgenes llegó al Congreso y tal como había iniciado, convocado por MAL, Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación, cerró interrumpiendo el tránsito de bocinas (¿habrá que enumerar entre tanta bocina a la hipócrita clientela?) para leer el documento en el que se sostuvo que los nombres de sus caídas no quedarán en el olvido. “Diana, Diana / Diana corazón / acá tenés las travas / para la liberación”.

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Al calor de la columna trans, el reclamo marchó desde Plaza de Mayo hasta el Congreso.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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