SOCIEDAD › EN CASI EL 90 POR CIENTO DE LAS PELICULAS ARGENTINAS HAY PERSONAJES FUMADORES

Cuando el humo ajeno entra por los ojos

Una investigación relevó alta presencia del tabaquismo en films nacionales. La Ley de Control del Tabaco prohíbe su publicidad, pero no se refiere al cine. El Ministerio de Salud asegura que está en marcha un convenio con el Incaa al respecto.

 Por Pedro Lipcovich

Cerca del 90 por ciento de las películas argentinas presentan personajes en el acto de fumar, según un estudio del Cedes. Esta proporción casi duplica la que se da en otros países, como Estados Unidos, donde, desde hace pocos años, hay normas restrictivas, enmarcadas por recomendaciones de la OMS. En décadas anteriores, los actores norteamericanos fumaban intensamente en las películas, influidos por el dinero que las tabacaleras entregaban a la industria cinematográfica o directamente a estrellas como Sylvester Stallone. El problema de que se fume en las películas es que, según diversos estudios, hace que los adolescentes se inicien más precozmente en el consumo. Resultados preliminares de la investigación del Cedes señalan que el 10 por ciento de los niños de 12 y 13 años fumó en el mes anterior. Para cortar la presencia de tabaco en las películas, la OMS propone medidas que incluyen el corte de subsidios públicos para películas donde se fume. En la Argentina, según el Ministerio de Salud, “estamos en conversaciones con el Incaa para acordar un convenio” que hasta hoy no existe.

La investigación “El cine y tabaquismo en Argentina” es realizada por un equipo del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes), dirigido por Raúl Mejía. Advierte que en la Argentina “la mayoría de los niños ve, en promedio, entre 10 y 15 películas por año”, pero “la presencia de tabaco no se considera al momento de clasificar las películas”, ya que, si bien “la Ley Nacional de Control del Tabaco prohíbe la publicidad, promoción y patrocinio en todos los medios de comunicación, no especifica la prohibición en las películas”.

El proyecto trabajó sobre un conjunto de 869 películas, exhibidas en los últimos años: “Se realizó una codificación estandarizada de la cantidad de tabaco que aparece en cada una”. El texto cita diversos trabajos científicos según los cuales “existe una asociación entre fumar en las películas y el inicio del consumo de tabaco” y precisa que “los efectos del fumar en las películas sobre el comportamiento se registran no sólo para los adolescentes sino para adultos jóvenes”.

De acuerdo con los resultados, “la proporción de películas argentinas que contiene tabaco fue de 86,8 por ciento”. Segmentando por grupos de edad, llega al 86 por ciento para las “aptas para todo público” y “para mayores de 13 años”, y al 89 por ciento en “para mayores de 16” y “para mayores de 18”. En comparación, “la proporción de películas producidas en Estados Unidos que contiene tabaco fue mucho menor: 50 por ciento para todo el período”, bajando a 46 por ciento en las aptas para todo público. En ese país, la tendencia de los últimos años ha sido “una disminución en la prevalencia”. Además, en las películas argentinas, “el promedio de tiempo en los que el tabaco aparece en la pantalla fue de 201 segundos y “ha presentado un aumento gradual”.

Mejía recordó que “durante muchos años, en Estados Unidos y otros países, la industria tabacalera pagó fortunas para que los actores aparecieran fumando. Está demostrado que Sylvester Stallone, Ronald Reagan y otros recibieron dinero. En el mundo los jóvenes empezaban a fumar así como fumaban los actores, desde Charles Bronson a Alain Delon. Pero hace unos años, en Estados Unidos, el ente calificador de películas empezó a presionar a la industria cinematográfica para que sacara el tabaco. Disney, Universal y otras compañías dispusieron políticas de no fumar en sus películas, por temor a perder espectadores si eran calificadas como no adecuadas para menores. Así, Tribilín, que fumaba, ya no fuma más, e incluso Popeye dejó de lado su pipa”.

¿Por qué, en la Argentina, sigue incluyéndose tabaco en las películas, pese a que en los últimos años hay leyes que restringen su promoción? Hasta ahora en la investigación –que sigue en curso– “no se encontraron indicios que involucren a las tabacaleras en las producciones cinematográficas argentinas”, señaló Mejía, y observó que “el cine argentino no presenta para esas empresas el interés comercial de otras industrias cinematográficas que distribuyen masivamente en el mundo”. De todos modos, según la investigación, “el 14 por ciento de las películas argentinas muestran marcas de tabaco en pantalla”, incluyendo “el 13 por ciento de las aptas para todo público”.

Puede haber razones más inocentes, aunque no más inteligentes, para la presencia del fumar en el cine argentino. Así lo sugirió el director y guionista Carlos Sorín, en el marco de la investigación: en sus películas los personajes no fuman porque “es un muy mal recurso para los actores que no saben qué hacer con sus manos”. También hay actores que lo rechazan, como Luis Brandoni: “Un día tome la decisión de que mis personajes no fumaran más: había tenido que repetir no sé cuántas veces una escena, fumé cuatro horas seguidas y me asqueó”.

Desde el Ministerio de Salud de la Nación, Jonatan Konfino, titular del Programa Nacional de Control del Tabaco, afirmó que “estamos articulando con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) la implementación de las recomendaciones de la OMS para disminuir el impacto negativo del tabaco en el cine (ver recuadro). Venimos discutiendo un convenio para implementar esas medidas y que a su vez se complemente con capacitaciones a los alumnos de las escuelas de cine”.

Mejía comentó que “habiendo una ley nacional para evitar la publicidad del tabaco, es una lástima que el Incaa otorgue fondos a películas que de algún modo lo promocionan”. El trabajo del Cedes incluye 3200 encuestas a estudiantes de primer año del secundario en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Los resultados preliminares sugieren que el diez por ciento de los chicos fumaron en el último mes, a edades promedio de 13 años, en la Ciudad Autónoma, y de 12 en Córdoba y Tucumán.

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Juan y Eva, Paula de Luque (2011).
El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella (2009).
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