Mientras la Cancillería argentina intenta conseguir que el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, acceda a atenderle el teléfono a Mauricio Macri, el gobierno nacional continuó ayer preso de sus contradicciones, luego de haberse jugado en la campaña por una victoria de Hillary Clinton. Quien se ocupó de meter ruido en la relación bilateral fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que opinó ayer que Trump “ha sido muy ofensivo: esperemos que el presidente sea mejor de lo que fue como candidato”. Evidentemente, la canciller Susana Malcorra –quien también tuvo expresiones contra Trump y a favor de Clinton ante de la elección– no la tendrá fácil para conseguir reencauzar las relaciones con Estados Unidos, de las que el Gobierno se vanagloriaba.
En el oficialismo no terminan de reponerse de la victoria de Trump. En una reunión de coordinación de gabinete, la semana pasada, el presidente Macri ordenó a la canciller Malcorra que buscara tejer relaciones con el inesperado ganador. Los dos habían tenido expresiones muy volcadas a continuar la relación con los demócratas, con Hillary Clinton como presidenta, y habían señalado, entre otras cosas, el desconocimiento de Trump de la región. 
Las promesas del presidente electo de los Estados Unidos de desarmar los tratados de libre comercio le quedaron atascadas al oficialismo argentino, que consideraba que tenía negociaciones avanzadas con Estados Unidos en términos de inversiones y de libre comercio. En ese sentido, Peña sostuvo que 2016 “ha sido muy importante en cuanto a mejorar las relaciones con Estados Unidos”.
“Estábamos acostumbrados a una política exterior que parecía una extensión de la política local”, cuestionó al kirchnerismo.
“Tenemos una relación excelente con el gobierno de Obama y tendremos una buena relación con el gobierno de Trump”, arriesgó ayer fe de Gabinete quien, no obstante, no pareció muy propenso a contribuir a ese fin: señaló que Trump “ha sido muy ofensivo: esperemos que el presidente sea mejor de lo que fue como candidato”. 
No obstante, indicó que veía que “está moderando su discurso. Las primeras señales son positivas”. De todas formas, Peña indicó que “las relaciones entre la Argentina y Estados Unidos están más allá de sus gobiernos”.
En el mismo sentido se pronunció el embajador argentino en China, Diego Guelar, quien interpretó que “no pasa nada” con la victoria de Trump. “En Argentina estamos planteando que cambia todo con la llegada de Trump, y no es cierto. Yo formé parte del esquema de campaña que sostenía que había que abandonar el planteo antinorteamericano y lo hicimos, pero eso no implica que la realidad sea otra. Si Hillary Clinton hubiera sido presidenta no habría cambiado nada”, afirmó. “Los países más importantes para nosotros son, en este orden, Brasil y China”, indicó. 
Por su parte, el jefe de Gabinete sostuvo que “el mundo está incierto”. “Esto será así con cada vez más fuerza, porque el siglo XXI es el de la incertidumbre y de las cosas imprevistas, en donde se ve un cambio muy profundo en la democracia en general. La sociedad está cambiando muy fuerte, pero en general las instituciones y la oferta política, no”, analizó Peña.
Mientras tanto, por lo bajo, Malcorra avanza con las negociaciones para conseguir que Trump y Macri se comuniquen por teléfono. Según una versión que circuló ayer, para esto debió recurrir a un empresario, Felipe Yaryura, que tiene negocios con Trump en Punta del Este, y al hijo de Trump, Eric Frederic. En las gestiones habría intervenido también el jefe de asesores y amigo íntimo de Macri, José Torello. No obstante, en Cancillería no confirmaron esas versiones ante la consulta de este diario. Indicaron que Malcorra intenta que no se conozcan las personas a través de las que está haciendo la aproximación al presidente electo. Por el momento, no hay fecha confirmada para la llamada de Macri.