“A De la Rúa lo invitan a la Embajada de Estados Unidos. A Néstor se lo homenajea acá, en Villa Palito”, exclamó Máximo Kirchner ayer durante el acto en el que se recordó al ex presidente, a seis años de su fallecimiento. El diputado habló desde un escenario montado sobre uno de los vértices de la plaza principal del barrio, caro a la simbología del kirchnerismo, y rodeado de intendentes y dirigentes del peronismo bonaerense, entre ellos la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, y el vicepresidente del PJ, Daniel Scioli.
“Acá nadie te va a dejar a pata, acá hay solidaridad y organización popular”, agradeció Máximo a los vecinos, que siguieron el acto mezclados entre las agrupaciones juveniles kirchneristas. “Por cada segundo que yo no lo tuve, sé que cada segundo sirvió para que ustedes estén acá”, recitó en uno de los tramos más emotivos, en los que se refirió a la urbanización que el ex presidente anunció a principios de 2004, en uno de sus actos más recordados en el conurbano. “Esto es lo que él siempre quiso y por lo que luchó. Ahora sabemos que valió la pena”, dijo.   
Fue la primera vez que un Kirchner habló en Villa Palito desde la oposición. Y fue doce años y diez meses después de que Néstor aterrizara en helicóptero sobre un descampado, con una fábrica de jabón hacia un lado y un extenso basural hacia el otro, y prometiera la urbanización. Ayer los vecinos agitaban los brazos y los dedos en V, para cantar la marcha peronista, subidos a las terrazas de sus casas. La más nueva tiene apenas un año, la más vieja, diez.
El escenario fue montado en el mismo lugar donde aquel 7 de enero de 2004 se había levantado otro, mucho más precario, sin pantallas gigantes ni grandes equipos de sonido. Esa esquina es ahora es el cruce de dos calles: Tucumán y Derqui. La primera en tomar la palabra fue la intendenta Verónica Magario, que llamó “compañera” a Cristina Kirchner y la señaló como quien “continuó” la obra iniciada por su marido. Se ocupó de remarcar, también, que “los peronistas fuimos parte de ese camino”, mientras enumeraba los “logros de los últimos doce años”, entre los que resaltó “habernos liberado del FMI y haber invertido en lo fundamental, la deuda interna con todos los argentinos”.
No hubo excesivas alusiones a la “unidad del peronismo”, con que algunos dirigentes machacan a cada oportunidad. Apenas Máximo, en línea con la ex presidenta, insistió con que debe forjarse “no desde el debate interno sino de cara a la gente”. Distendido, el diputado por Santa Cruz le dedicó algunos dardos a Sergio Massa y le hizo un sugestivo guiño al ex ministro de Transporte, Florencio Randazzo (ver recuadro).
La foto del escenario fue por demás elocuente: estuvieron el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza; los intendentes Patricio Mussi (Berazategui), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Walter Festa (Moreno), Andrés Descalzo (Ituzaingó), Juan Ignacio Ustarroz (Mercedes) y Francisco Echarren (Castelli); y los diputados Héctor Recalde, Carlos Kunkel, Andrés Larroque, Eduardo “Wado” De Pedro y Cristina Alvarez Rodríguez, entre otros. La unidad entre el PJ bonaerense y el cristinismo quedó sellada con la primera visita de Scioli al despacho de CFK en el Instituto Patria, y la espectativa al interior es que un número mayor de intendentes se animen a los actos públicos de los que participa la ex presidenta a medida que se acerquen las próximas elecciones.
“Villa Palito es testimonio de la pesada herencia de la que tanto se queja el Gobierno, y que no es otra cosa que una mejor calidad de vida de la gente”, sostuvo Magario señalando las hileras de casas construídas para cientos de familias que accedieron por primera vez a un techo digno. “Le decimos a Néstor, desde acá, ahora que sopla el viento frío que seguro viene del sur y es él que se hace presente, que el pueblo está en peligro, pero acá tiene a los compañeros que necesita para ponerse de pie”, exclamó. “En estos diez meses, con las políticas de este Gobierno, en La Matanza se perdió el trabajo, todos los días cae una suspensión, un nuevo despido. Alegría era la que teníamos antes, cuando pasamos a ser un pueblo con oportunidades”, criticó.
Máximo también dedicó buena parte de su discurso a disparar contra Macri y Cambiemos. Al comparar los festejos del bicentenario de la revolución de mayo, en 2010, con la declaración de la independencia, este año, ironizó: “No hace falta poner tantas vallas y policías”, dijo dirigiéndose a Macri, “si el pueblo es feliz se ordena solo”. “No hay que tenerle miedo ni hay que simular viajes de colectivo, no caiga en la gilada. Presidente, escuche a la gente y no tanto a sus asesores, por favor”.    
En el tramo más coyuntural, apuntó contra el crecimiento de la deuda externa. “En algún momento, eso se acaba”, sostuvo. Dirigiéndose a los vecinos, señaló que Macri “los mira con los ojos en la nuca” y que “se
caga en que se levanten todos los días para darle de comer a su familia”. “Si el gobierno te mira con la nuca, tu esfuerzo se lo llevan la banca internacional, las mineras y los exportadores de granos”.
Entre el público hubo mayoría de vecinos del lugar, que comenzaron a llegar a la plaza desde temprano. Vanesa, empleada doméstica, madre de tres chicos, propietaria de una de las viviendas del barrio, recordaba a Néstor Kirchner como “un presidente que caminó la villa” y que “cambió el barrio, nos dió la alegría de vivir en una casa digna”. Vanesa le reconoce “errores”, como “no haber hecho, quizás, lo mismo que hizo acá en muchos otros lugares” y admitió que al “barrio le falta todavía, pero muy poco” para urbanizarse como debe. “Macri, igual, no puede ni pisar el barrio”, rió en complicidad con Carmen, su madre, quien también tiene ahora su casa, tres cuadras barrio adentro. Soledad, hermana de Vanesa e hija de Carmen, todavía espera la suya. El barrio ya no se llama como cuando era una villa, “pero para todos sigue siendo Villa Palito”, dijo.

Informe: Matías Ferrari.