EL PAíS › OPINIóN

Un reparto bien PRO

 Por Mario Wainfeld

Marcos Peña, designado jefe de Gabinete, anunció a los ministros a los que Mauricio Macri les tomará juramento el 10 de diciembre. Quedó transitoriamente vacante la cartera de Trabajo. Los perfiles de las figuras más relevantes se despliegan en otras páginas de esta edición a las que se remite (ver páginas 3 a 9). Acá se intentará una somera lectura política, no exhaustiva. Demos por hecho que lo que definirá al elenco serán las acciones que vayan realizando. Por sus frutos los conoceréis... aunque es claro que las raíces (trayectoria, pertenencia, currículos) también dan indicios.

En primera mirada, Macri “pagó bien” a su propia tropa, a poderosas corporaciones empresarias y a dirigentes radicales. Ese mix, con much@s egresad@s de universidades pagas y figuras oriundas de un abanico de ONG, son comunes denominadores del equipo.

Como figura vistosa, que le valdrá nutridos elogios, le dará continuidad al actual ministro de Ciencia y Técnica, Lino Barañao. El gesto será leído como un puente en la grieta. Barañao había explicitado su voluntad de proseguir en un eventual gobierno de Cambiemos, no bien se enteró de que el gobernador Daniel Scioli pensaba en reemplazarlo por Daniel Filmus. Macri gana lustre con su presencia y augura continuidad de una labor eficaz. Barañao sólo podrá estar a la altura de lo conseguido si tiene el apoyo presupuestario del nuevo oficialismo. Se puede decir lo que se quiera de “las cajas”, pero sin plata no se pueden llevar a cabo políticas públicas.

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Sistematizando apenas las designaciones, digamos que hay áreas atendidas por “sus dueños”: las corporaciones empresarias serán parte del gobierno, sin intermediarios.

Ricardo Buryaile, un activo integrante de la Mesa de Enlace durante el conflicto con “el campo”, se encargará del Ministerio de Agricultura. Se trata de un dirigente del interior (Formosa), más agradable en el trato mundano de verbo más articulado que los rústicos popes de la Sociedad Rural pero no menos sesgado. Su presencia y el fallo de la Corte de anteayer devolviendo una importante “caja” al sindicalista Gerónimo “Momo” Venegas esbozan un porvenir difícil para los laburantes “del campo”, cuyos patrones creen que es glorioso trabajar “de sol a sol” por un puñado de pesos. Buryaile se hizo famoso por sugerir el cierre del Congreso en un rapto de entusiasmo, años ha. Luego fue un diputado correcto sin arrebatos golpistas.

El ex CEO de Shell Juan José Aranguren se ocupará de la energía. No es “apenas” una pieza clave del establishment sino además un cuadro de una multinacional. El conflicto de intereses con la empresa estatal YPF es latente... o por ahí algo más. Aranguren arrancó declarando que el autoabastecimiento petrolero no es tan importante. En fin.

Guillermo Dietrich, dueño de una de las más importantes líneas de concesionarias de automóviles, se ocupará del Transporte.

Las patronales cobraron bien en el reparto. No son las únicas, como se dirá.

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La propia tropa de “Mauricio” fue contemplada en el organigrama. Varios funcionarios cambiaron de distrito. Los más relevantes son Marcos Peña y el titular de Educación Esteban Bullrich. Se mudan a Nación tras años de trabajo en el Gobierno de la Ciudad Autónoma (CABA). No son novatos, tienen experiencia. Peña es un hombre dialoguista y hasta lo parece. Esteban Bullrich carga con varios cuestionamientos de los docentes y los papás de chicos que quedaron sin jardín. En todo caso, se les retribuyeron bien los años de labor.

Los legisladores más locuaces y belicosos del macrismo también tuvieron recompensa. La diputada Patricia Bullrich deberá lidiar con la peliaguda cartera de Seguridad. Dos Bullrich en un gabinete, todo un detalle.

“Pato” no solo cambia de camiseta partidaria con fluidez: también de área de labor. Tuvo el honor de ser la ministra de Trabajo de la Alianza que recortó sueldos y jubilaciones, un precedente bajo en sensibilidad social, amén de violatorio de la Constitución. También fue ministra de Desarrollo Social en un trance arrasador para los humildes. El ex presidente Fernando de la Rúa también la distinguió como secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios.

El rabino Sergio Bergman tendrá su bautismo ejecutivo en Medio Ambiente. Es una retribución a su generoso aporte de aforismos al debate político.

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Varios dirigentes radicales fueron nominados. La impresión de este cronista es que Macri ejerció plenamente su rol de presidente y líder de la coalición. Que no cabildeó con las autoridades de la UCR sino que seleccionó él los cuadros. Se trata de figuras que pujaron sin fortuna por las gobernaciones de sus provincias: Oscar Aguad en Córdoba, Julio Martínez en La Rioja, José Cano en Tucumán. Buryaile es binorma: puede ser contado como radical o como representante del establishment patronal. A ojímetro, se opina que este segundo aspecto es el que prima en su nombramiento-señal. “El campo” para PRO son, nomás, sus propietarios.

Si los correligionarios se destacan en su labor tendrán camino allanado para buscar revancha por las gobernaciones en 2019. Puede también ser motivo de controversia si a esa altura fungirán como cuadros de la UCR o si serán mayormente amarillos PRO. Esto es, si la fuerza dominante de la entente opositora no termina de fagocitar al radicalismo después de golearlo en la interna. A título de referencia recordemos que el presidente electo sinceró desde el vamos que el suyo no sería un gobierno de coalición. Cualquier futuro es virtual y cuatro años equivalen a media eternidad en estas pampas: habrá que ver.

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El establishment financiero, la famosa city, no puede quejarse. Un florido ramillete de sus campeones compone el equipo económico disperso en varios ministerios. El ex broker del JP Morgan y ex titular del Banco Central Alfonso Prat-Gay se ocupará de la “economía real”, que hasta acá no fue foco de su actividad.

Rogelio Frigerio estará en Interior, seguramente pensando en negociaciones con las provincias, en las que va y viene mucha plata. Por portación de nombre se sugirió que es desarrollista, pero visto de cerca debe relevárselo de ese cargo: revista en la derecha económica como “Alfonso”. Federico Sturzene- gger jamás fue sospechoso de desarrollismo u otras desviaciones. Es un ex cavallista típico que iría al Banco Central si su actual titular Alejandro Vanoli es desplazado o renuncia.

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La brevísima transición forzará a los ministros a elegir a sus compañeros de labor en contados días. También irán preparando paquetes de leyes que seguramente motivarán el llamado a sesiones extraordinarias. La agenda económica es acuciante y ocupa el centro de la escena. Con el fin de año encima, los aguinaldos por pagar y una posible suba de los intereses por la Reserva Federal norteamericana, los economistas serán de los más apurados.

Sigue flotando en el viento la hipótesis de una devaluación machaza que según la solitaria e innovadora teoría de Prat-Gay no generará ninguna de las consecuencias tradicionales de tales medidas. Macri deberá decidir si usa a la población que acaba de elegirlo como conejillo de Indias de ese experimento económico-social o si elige un camino gradual para evitar chocar en la primera curva.

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Las paritarias docentes se tramitan (o deberían tramitarse) antes del comienzo de las clases. Es un sistema endiablado, difícil de articular dada la duplicidad de instancias (provincia y nación) y la cantidad cuasi infinita de sindicatos o centrales que participan. Macri usó de caballito de batalla contra Scioli las dificultades para cumplir la totalidad del ciclo lectivo. Ahora lo desafía hacerse cargo de esa labor, un avance en los derechos de los trabajadores que no exime a los funcionarios de un dolor de cabeza para articular y cerrar trato.

Si el PRO fuera coherente con su conducta tendría que poner como piso para sus ofertas el “índice del Congreso” (o de Patricia Bullrich), que fue enunciando mes a mes en respuesta al desaguisado hecho por el actual oficialismo en el Indec.

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La campaña de Cambiemos fue profesional, ordenada desde arriba, orgánica. En eso le sacó ventaja al Frente para la Victoria. El gabinete de Macri muestra un sentido político consistente con su ideología y contemplativo con los aliados.

Gobernar es otra cosa, ya se sabe. El 10 de diciembre Macri empezará su mandato jurando ante un Congreso en el que su fuerza es minoría y el FpV tiene mayoría propia en el Senado. Es pasar de pantalla. O mejor dicho, es practicar otro juego, mucho más difícil y exigente.

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Imagen: Arnaldo Pampillón
 
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