EL PAíS › UNA SEMANA DECISIVA EN LA INVESTIGACION DEL CASO NISMAN

Trece a dos, cinco a uno

Los números no son los de un partido, sino de los médicos y los criminalistas que afirman que fue un suicidio, frente a los que no. Todas las instancias profesionales ya acuerdan, menos los peritos de la ex esposa.

 Por Raúl Kollmann

Trece a dos y cinco a uno. Si fueran partidos de fútbol, tal podría ser el resultado de las juntas médica y criminalística del caso Nisman: trece médicos firmarían el dictamen de mayoría y sólo dos el de minoría. Cinco criminalistas acompañarían el diagnóstico de mayoría y sólo uno el de minoría. Es muy probable que el dictamen de la Junta Médica se firme en la semana que empieza mañana, posiblemente el viernes, mientras que los criminalistas se encontrarán este lunes. Pero por cuestión de viajes, es posible que no terminen de redactar los dictámenes antes del 20 de mayo. Las conclusiones de mayoría no van a ser que el fiscal se quitó la vida, pero las respuestas técnicas lo darán a entender. Del otro lado quedarían sólo los profesionales convocados por Sandra Arroyo Salgado, que insistirán con que a Nisman lo asesinaron. Concluidas estas juntas y sumándole lo que vendrá de la pericia de celulares y computadoras, la fiscal Viviana Fein quedará en condiciones de decidir. Incluso en el caso de suicidio, Fein tendrá que investigar si hubo alguna instigación. Una vez que la fiscal dictamine, la palabra la tendrá la jueza Fabiana Palmaghini. Puede dar por cerrada la investigación o aceptar posturas de la querella que encabeza Arroyo Salgado y continuar con la pesquisa.

Si Fein acompaña lo que señalan los dictámenes de mayoría, es posible que redondee su análisis en un escrito. Al tratarse de un suicidio, la fiscal puede dar por cerrada la investigación por inexistencia de delito, aunque deberá buscar si hubo algún tipo de instigación. Como es obvio, la querella de Arroyo Salgado se opondrá a esa mirada e insistirá con sus argumentos sobre el homicidio, pese a los abrumadores dictámenes de los peritos oficiales y forenses. Si Fein resuelve que hubo suicidio, el caso pasará a la jueza Palmaghini, quien deberá decidir si esa mirada está sustentada en pruebas o si hace lugar a nuevas medidas. En ese caso, la jueza ya queda a cargo de la causa y la fiscalía sólo estará en el control de la legalidad de lo que se haga. Si en cambio Palmaghini coincide en cerrar la causa por ausencia de delito –suicidio–, habrá apelaciones a la Cámara del Crimen y luego a Casación. Como se ve, el camino es largo.

Mañana, a las 9, se reúnen los seis criminalistas que integran la junta. Empezarán a redactar la respuesta a las preguntas que les hizo Fein. Si se las mira una por una, incluyen interrogantes sobre por qué hay manchas de sangre en los distintos lugares, por qué la pistola cayó donde cayó, por qué la vaina del proyectil quedó al lado del cuerpo, si hay evidencias de que Nisman estuvo arrodillado y otras preguntas de esa naturaleza. Sin embargo, lo que subyace en todas es si hubo otra persona en el baño.

Por los dictámenes anteriores, todo indica que cinco criminalistas posiblemente firmen el dictamen de mayoría: por la parte pericial de la Policía Federal están el balístico, el encargado de laboratorio, el coordinador y el médico policial, Horacio Sapag, profesor titular de Medicina Legal de la UBA. A ellos los acompañará seguramente Luis Olavarría, criminalista contratado por Maximiliano Rusconi, abogado de Diego Lagomarsino. La lógica de todos ellos es que las manchas de sangre fueron producto del sangrado por boca y nariz y cayeron sobre la bacha porque Nisman se habría quitado la vida de pie, frente al espejo. Para esta mayoría, la sangre cayó desde la altura de una persona parada y no es que salpicó hacia un costado por estar de rodillas. La puerta cerrada también resulta un indicativo de que no había nadie más dentro del baño, ya que realizar la operación de acomodar el cuerpo contra la puerta resulta imposible sin dejar vestigios de arrastre.

Del otro lado quedará Daniel Salcedo, criminalista de Arroyo Salgado, quien sostiene que Nisman fue llevado amenazado hasta el baño, obligado a arrodillarse y una persona le disparó desde atrás. El equipo de la querella no cree en la versión de Lagomarsino de que le prestó la pistola a Nisman y por eso vincula al informático con lo que ellos creen fue un homicidio. Consideran que a Nisman lo mataron el sábado 17 de enero, justamente cuando Lagomarsino estaba en Le Parc. No piensan que la puerta cerrada cambie nada. Es casi seguro que en la junta de criminalistas, Salcedo se quede solo y que los otros cinco firmen un dictamen sosteniendo, de hecho, que no hubo otra persona en el momento en que se produjo el disparo que le quitó la vida al fiscal.

La junta médica funcionó casi todos los días de la semana pasada, pero todavía no está convocada para mañana. La impresión es que se pronunciará en los próximos días y que habrá un dictamen de mayoría y uno de minoría. El de mayoría, suscripto por todos los integrantes del Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema, los dos médicos de la Policía Federal y Mariano Castex, el profesional que representa a Lagomarsino. Son trece profesionales en total. El dictamen de minoría sólo sería firmado por los dos médicos que representan a Arroyo Salgado: Osvaldo Raffo y Julio Ravioli. También en este caso, los forenses deben responder a las preguntas de Fein, que tienen como puntos centrales cuándo murió Nisman y, en el fondo, si el mecanismo de muerte es propio de un suicidio o de un homicidio. La impresión es que los trece médicos de la mayoría respaldarán las conclusiones de la autopsia oficial que firmó Héctor Di Salvo y que tuvo el acompañamiento de un superespecialista, Fernando Trezza. Esa autopsia dice, por ejemplo, que Nisman murió el domingo 18 de enero, cuando obviamente Lagomarsino no estaba en Le Parc. También da a entender que no hubo acción de otras personas, es decir que Nisman se suicidó, aunque en el idioma de forenses y peritos es muy raro que lo digan taxativamente: siempre sostienen que es lo más probable, pero que no se pueden descartar otras alternativas. Habrá que ver el nivel de definición del dictamen, algo que es muy importante para el futuro del expediente.

Por la minoría firmarán Raffo y Ravioli, que insistirán en que Nisman murió el sábado, que vivió una agonía y que no hubo espasmo cadavérico, algo bastante propio de los suicidios.

La pericia de celulares y teléfonos es la que se mantiene más en secreto. Por ejemplo, no se sabe oficialmente a qué hora y con quién habló Nisman por última vez. Se dice que a las 23 del sábado, lo que descartaría su muerte en el atardecer de ese día. Hay evidencias de que el propio Nisman abrió su computadora el domingo muy temprano, a las 7.30, pero no hay un dictamen firmado sobre eso. La pericia es manejada por la jueza Palmaghini, dado que considera que ella es la encargada de preservar la intimidad del fiscal. Por ahora, sólo entregó copias de material económico que había en las computadoras de Nisman y que tiene que ver con cuentas e inversiones en el exterior que podrían configurar el delito de lavado de dinero, por el que se podría imputar a la madre y la hermana del fiscal y a Lagomarsino, que figuran con sus nombres en esas inversiones. Se sabe que la pericia informática ya se terminó y la promesa es que alrededor del día 15 se completaría la incorporación de los datos en la causa.

Hoy por hoy, lo que hay en la causa claramente va para el lado de la hipótesis del suicidio. Pero las definiciones estarán en la segunda quincena de mayo, cuando estén redactados los dictámenes. La fiscal ha dicho que resolverá la calificación de muerte dudosa, pronunciándose para uno u otro lado. Eso será de máxima importancia, aunque no va a ser el final del camino.

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