EL PAíS › UN MéDICO BOLIVIANO DENUNCIó QUE PLANEABAN MATAR A LA PRESIDENTA

El supuesto atentado que se tramaba en Salta

 Por Raúl Kollmann

El fiscal federal Carlos Rívolo le pidió ayer al juez Norberto Oyarbide que se instruya una causa para investigar un supuesto plan para atentar contra la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. El 16 de diciembre, un médico boliviano llamó desde Cochabamba para denunciar que el 8 de diciembre pasado, estando en Salta, en un bar, escuchó el diálogo entre cinco personas, dos argentinos y tres centroamericanos, en el que se tramaba la tentativa de homicidio de la mandataria. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, ordenó investigar si el supuesto médico existía realmente y si existían también los lugares que mencionó. Como todo fue verificado, Parrilli hizo la denuncia judicial y ahora Rívolo propuso varias medidas de prueba.

La historia contada por teléfono por el médico boliviano parece fantasiosa, sobre todo teniendo en cuenta que resulta poco creíble que cinco personas tramen un atentado en un bar y lo hagan con tan poca cautela que permitan que un desconocido los escuche. El mismo descreimiento tuvieron al principio los funcionarios de la Secretaría General de la Presidencia.

Sin embargo, lo primero que se constató fue la identidad del médico boliviano, Juan Carlos Polo Rivero. El paso siguiente fue enviar a un integrante de la Gendarmería a conversar con él. En un encuentro realizado en el aeropuerto de La Paz, ante un segundo comandante de la Gendarmería, el médico sostuvo su versión: contó que se trataba de cinco personas y que los dos argentinos –un hombre y una mujer– les entregaron a los tres centroamericanos un paquete que contendría dinero. Polo Rivero no pudo precisar de qué nacionalidad eran los centroamericanos.

El médico afirma que estaba en Salta a raíz de un simposio al que también concurrió un primo, que vive en México. Los dos escucharon el diálogo sobre el plan de asesinato de la Presidenta y, como tenían una cámara filmadora, registraron a los cinco involucrados en el complot. Hasta ahora, la filmación no fue entregada. Polo Rivero afirma que está en poder de su primo, el que vive en México.

Según el relato del médico, tras escuchar lo que tramaba el grupo, los siguió hasta el hotel en el que se alojaban. Dio una dirección, que la Gendarmería luego verificó que se trata del hotel Zacur Baracat, un alojamiento de lo más económico de la capital salteña. Eso también suena incongruente: semejante plan, con bastante dinero de por medio, no se condice con que sus protagonistas hayan vivido en un hotel de escaso nivel.

En cualquier caso, el fiscal Rivolo se tomó las cosas en serio y pidió que se realicen varias diligencias. Se constaten las entradas y salidas del país de Polo Rivero. Se verifique si existió o no el simposio al que se refiere el médico. Se le pida al hotel Zacur Baracat el listado completo de los pasajeros que se alojaron allí durante el mes de diciembre. Se ubique nuevamente a Polo Rivero para tomarle declaración judicial. Incluso, Rivolo piensa en citar al segundo comandante de la Gendarmería para evaluar si el médico boliviano pareció creíble o no y si tiene otros elementos para agregar a la pesquisa.

La lógica indica que la Side debe haber abierto una investigación sobre el supuesto complot para matar a la Presidenta. De eso, en la causa judicial no hay nada. Al menos por ahora. Es posible que con las medidas pedidas por Rivolo en pocos días se tengan precisiones sobre la verosimilitud de la historia. De entrada, se parece demasiado a la fantasía de una persona que vio muchas películas de acción. Pero eso lo dirá la Justicia.

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