EL MUNDO › ROMA NO APOYA UN ATAQUE A SIRIA SIN EL MANDATO DE NACIONES UNIDAS

Italia se baja de la movida

Resistiendo presiones de sus aliados, además de no enviar tropas y equipos a la zona del conflicto, tampoco permitirá el uso de seis bases militares que Estados Unidos tiene en el país para desplegar ataques en contra de Siria.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

Pese a los deseos y decisiones de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, Italia no apoyará un ataque contra Siria si no existe una resolución de la ONU. Y esto significa, en pocas palabras, no sólo que no mandará sus fuerzas militares o colaborará con sus barcos o aviones sino que no permitirá –asegura la prensa– el uso de las bases militares estadounidenses en Italia, seis de ellas, las más importantes, repartidas en puntos estratégicos de la península. Y en caso de que hubiera alguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, la decisión estaría supeditada a un debate en el Parlamento. Al menos así lo han manifestado la canciller, Emma Bonino, y el ministro de Defensa, Mario Mauro.

Ante las comisiones de Asuntos Exteriores de las dos cámaras del Parlamento, Bonino dijo específicamente esta semana que “sin el aval del Consejo de Seguridad no participaremos de operaciones militares” contra Siria. Aunque reconoció que existen indicios que refuerzan la hipótesis de que se ha hecho uso de armas químicas, en particular de gas sarín, la canciller se dijo convencida de que “no existe una solución militar sino política para el conflicto en Siria” y se llama, dijo, “Ginebra 2”, es decir una negociación para buscar una solución a largo plazo para Siria y toda la región. “Entendemos las razones que empujan a algunos países a querer dar una advertencia severa –añadió– pero consideramos que por la extrema complejidad de la región y las posibles reacciones de otras potencias, sólo el Consejo de Seguridad debe asumir la responsabilidad de una intervención.” Además, explicó, porque a menudo “intervenciones limitadas luego se transforman en ilimitadas”.

También el ministro Mauro se declaró a favor de una “solución política”. Hablando en un programa radial dijo además que “Italia no debe ser tímida con Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania” aunque al mismo tiempo está en “total sintonía” con el rol de los aliados. Y como para dejar tranquilos a sus aliados, el gobierno italiano emitió ayer un comunicado luego de una reunión de gabinete, expresando que Italia “reitera la más firme condena a la utilización de armas químicas contra la población siria”, que ese acto constituye un “crimen contra la humanidad” y es “inaceptable” y que los responsables “deberán ser juzgados por la Justicia internacional”. Pero al mismo tiempo confirma su apoyo a la tarea de los inspectores de la ONU encargados de las investigaciones sobre los gases usados y pide que su trabajo pueda proceder con “la máxima rapidez y libertad”.

El gobierno italiano pone el dedo en la llaga apuntando a la respuesta que se espera de los inspectores de la ONU que están tratando de saber si se usaron realmente armas químicas y cuáles, en el ataque del 21 de agosto que presuntamente hicieron fuerzas del gobierno a una zona en las afueras de Damasco, aparentemente controlada por insurgentes y en el que, según ellos, murieron unas 1300 personas, muchos de ellos niños.

Según el secretario de Estado, John Kerry, Estados Unidos está seguro de que el gobierno del presidente Bashar al Assad usó armas químicas. Pero, claro, que lo diga Estados Unidos no es necesariamente una garantía. Todo este asunto recuerda vivamente lo que ocurrió en 2003, durante el gobierno de George Bush, cuando Estados Unidos quería a toda costa invadir Irak para controlar la región y para ello intentó demostrar, en el Consejo de Seguridad, que Irak tenía “armas de destrucción masiva”, como serían por ejemplo los gases letales. Pero los inspectores de la ONU, que habían visitado varias veces Irak, se cansaron de repetir que no era verdad. Bush envió entonces a su secretario de Estado Colin Powell al Consejo de Seguridad con unas filmaciones hechas desde satélites y que, supuestamente, demostraban la existencia de las armas, pero que en realidad solo mostraban camiones que entraban y salían de galpones, tal vez depósitos de armas. No todos en la ONU le creyeron a Powell. Pero los aliados de siempre, EE.UU. y Gran Bretaña, a los que se le agregó España –en ese momento miembro del Consejo de Seguridad y gobernada por la derecha, el Partido Popular, con Aznar– se mostraron compactos y lanzaron el ataque, aun sin apoyo de la ONU. Powell, años después, reconoció públicamente que había mentido en aquella reunión del Consejo de Seguridad presionado por Bush.

Por lo sucedido hasta ahora y por lo que asegura la prensa, el ataque contra Siria podría concretarse en los próximos días y ha sido interpretado como una advertencia indirecta de EE.UU. a Irán y su programa nuclear. China y Rusia no están de acuerdo. Tampoco lo está Alemania por ahora. La primera ministra, Angela Merkel, habla de una “solución política” aunque su ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, no descarta una reacción si se confirma el uso de armas químicas.

Mientras tanto, cientos de personas siguen muriendo cada día en esta guerra fratricida y otros miles escapan a los países vecinos o atraviesan el Mediterráneo con familias y todo en busca de un poco de paz, como ocurre con decenas de ellos que han llegado a Italia en las últimas semanas. Ante este panorama desolador, difundido con fotos e imágenes televisivas en todo el mundo, el papa Francisco hizo un llamado a la comunidad internacional para que ayude a la “querida nación siria a encontrar una solución a una guerra que siembra destrucción y muerte”.

En el angelus, la oración del mediodía, del domingo pasado en la plaza de San Pedro, Francisco dijo que seguía con “gran sufrimiento y preocupación” la situación en Siria. “El aumento de la violencia en una guerra entre hermanos, con el multiplicarse de masacres y actos atroces me empuja una vez más a levantar la voz para que se detenga el ruido de las armas. No es el enfrentamiento el que ofrece perspectivas de esperanza para resolver los problemas sino la capacidad de encuentro y de diálogo”, dijo el Papa. No se descarta que Siria sea uno de los temas que el Papa trate con el rey de Jordania, Abdalá Ibn Husaym, a quien insólitamente recibirá hoy jueves en el Vaticano.

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