Al cumplirse un año de los atentados del Estado Islámico, Francia recordó ayer el ataque jihadista múltiple que hizo tambalear a París. El acto oficial por el primer aniversario de los atentados contra el Estadio de Francia, varios bares y el teatro Le Bataclan, que costaron la vida a 130 personas, fue encabezado por François Hollande. Su primer ministro, Manuel Valls, adelantó que se mantendrá el estado de emergencia –que el gobierno impuso después de los ataques y que desde entonces es criticado por la oposición de izquierda– durante algunos meses más para continuar “protegiendo a la democracia”. La sala Le Bataclan, principal escenario de las matanzas en París del 13 de noviembre de 2015, reabrió sus puertas con un concierto del músico británico Sting, entre fuertes medidas de seguridad. 
En una entrevista de la cadena británica BBC, Valls reconoció la dificultad de terminar con el estado de emergencia, “especialmente cuando en unas pocas semanas vamos a comenzar una campaña presidencial en la que se van a celebrar reuniones públicas”, porque esa medida le permite al gobierno “actuar de forma efectiva, hacer arrestos y confiscar armas, así que el estado de emergencia durará ciertamente algunos meses más”, señaló el primer ministro.
Hollande recorrió los lugares que fueron atacados, pero a la hora de dar el único discurso del día en el Estadio de Francia cedió el micrófono a Manuel Dias, hijo de una de las primeras personas que murieron el 13 de noviembre de 2015. El joven dijo que su padre no habría querido que su recuerdo estuviera asociado al odio y terminó su discurso al grito de: “¡Viva la tolerancia, viva la inteligencia, viva Francia!”. 
Después del acto, el presidente frnacés, acompañado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, continuó el recorrido y visitó bares y restaurantes donde los atacantes abrieron fuego sobre los asistentes o se inmolaron en medio de grupos de jóvenes que tomaban o comían algo con amigos. 
La última parada, tal vez la más simbólica del recorrido, fue el teatro Le Bataclan. La popular sala de recitales fue escenario de la peor matanza de la noche, que dejó 90 muertos, y recién reabrió sus puertas anteanoche, con un movilizante show que tuvo como animador al cantante británico Sting, al que fueron invitados sobrevivientes y familiares de las víctimas. 
Antes de que comenzara el concierto, las fuerzas de seguridad inspeccionaron la zona y realizaron un registro minucioso del interior del lugar, que incluyó el paso de la brigada antiexplosivos también a los subterráneos. Además, se instalaron 14 cámaras de vigilancia tanto dentro como fuera del recinto.
En Le Bataclan, como en las paradas anteriores, Hollande repitió la misma acción: descubrió una placa conmemorativa, luego un hombre y una mujer leyeron los nombres de las personas que fueron asesinadas, y, al final, puso una corona de flores y cumplió con un minuto de silencio. La recorrida presidencial fue acompañada por un importante operativo de seguridad que mantuvo a los paseantes alejados de los actos. Las ceremonias más populares, lejos de las vallas y los cordones policiales, fueron acompañadas después por una misa de homenaje en la catedral de Nôtre-Dame, y con un recorrido a lo largo del canal Saint Martin, donde los parisienses colocaron velas en las ventanas de sus casas cuando caía la noche. 
En lo que va del año, la investigación sobre lo que pasó la noche del atentado tuvo avances. La policía identificó recientemente al jihadista belga Ahmad Atar, alias Abu Ahmad, como uno de los supuestos coordinadores del dispositivo lanzado desde el feudo del grupo islamista radical Estado Islámico (EI) en Siria. Según el testimonio de uno de los atacantes que envió para atentar en Europa, que fue detenido en Austria, Atar reclutó a dos iraquíes que se inmolaron con cinturones de explosivos en el Estadio de Francia. 
La célula que cometió los atentados de Bruselas el 22 de marzo –en la que estaban los hermanos Barkraoui, primos de Abu Ahmad– lo mantuvo informado de su plan de acción. Los investigadores creen que Atar era uno más en la cadena de mando y, posiblemente, ni siquiera fuera el cerebro de la trama, en la que el belga Abdelhamid Abbaoud hizo de coordinador en el terreno. Sin noticias sobre el paradero de Abu Ahmad, Abaaoud fue muerto cinco días después de los atentados en el asalto policial a la vivienda de Saint Denis donde se había refugiado con otros dos cómplices.
Mientras tanto, la revista estadounidense Sentinel publicó ayer un informe del Centro de Análisis del Terrorismo que sostiene que para los servicios de inteligencia de Washington, el cerebro de los ataques fue el marroquí Abdelilah Himich, antiguo legionario francés. Himich, alias Aboy Souleymane, nació en Rabat en 1989 pero creció en la localidad de Lunel, cerca de la ciudad de Montpellier, en el sur de Francia, desde donde, en los últimos años, salió una veintena de jóvenes para integrarse a las filas islamistas que combaten con el EI en Siria e Irak, según el diario francés Le Journal du Dimanche.