Continuando con el plan de exclusión social y exterminio, el gobierno del Estado argentino ha instruido a sus ejecutores para que obstaculicen la percepción de asistencia social a alrededor de 20.000 personas afectadas por diversas discapacidades, principalmente niñas y niños.

Cuando de combinan la perversión y la sociopatía al servicio del capital, los efectos son letales; deletéreos.

En efecto; miles de niños afectados por síndrome de Down y personas que padecen enfermedades tales como cáncer, Epoc, HIV y Parkinson deberán demostrar sus males a los tecno burócratas y a sus esbirros que operan como médicos al servicio de este atroz plan.

Como si no fuera suficiente el sufrimiento, el gobierno del Estado añade trabas para no proveer lo que corresponde.

Solo una sociedad intoxicada por la indolencia puede soportar este escarnio.

La indiferencia frente a esto es parte de la complicidad objetiva con el plan de exterminio en marcha. Entre tanto los banqueros y mercaderes de la muerte siguen en su macabro festín.

La furia colectiva, las acciones solidarias deberían tomar carnadura antes que sea demasiado tarde.

 

* Miembro de la APDH Rosario