El deporte parece despertar de su intolerable sopor. De un destino innoble de carne de matadero al que parecía condenado, paradójicamente por las resoluciones de los que están para protegerlo y ayudarlo en su desarrollo desde lo básico, masivo y social, hasta el alto rendimiento simbolizado en los Juegos Olímpicos.

Con recortes y demoras en la asignación del presupuesto, y ahora con la caprichosa disminución que se proyecta en las becas del Ente Nacional de Alto Rendimiento (Enard) y Secretaría de Deportes, para casi todos los deportes y niveles.

Sin una estrategia deportiva conocida, y con apenas un muy simplista criterio de almacén. Que cierren los números a cualquier costo.

A esto se une la falta de una política de desarrollo, de un plan de infraestructura y de una mirada regional a las diversas realidades y especialidades deportivas. Es muy claro que si no se sabe de deporte, es mucho más fácil recortar y eliminar, que hacer.

Lamentablemente, lo mismo parece acontecer con prestaciones del Estado que se comienzan a considerar superfluas, como en la Salud y la Educación, ante la pasividad bovina e irresponsable de muchos que juegan a la gran política.

Entre todos esos silencios atronadores y especulativos, se destaca el de un deporte que parecía casi disciplinado. En tanto, en la política grande nos sobran los ejemplos de ese disciplinamiento.

Pero es precisamente este momento de silencios casi cómplices, el que nos permite empezar a oír las voces de protesta e indignación entre tantas bovinas pasividades.

Como ejemplo de eso, hemos visto las intervenciones de la organización de "Deportistas del Campo Popular", el rechazo casi unánime del fútbol a las Sociedades Anónimas (SAD) y asistimos a acciones concretas y ejemplares. Una fue la de la campeona olímpica de yudo Paula Pareto y la entrenadora nacional Laura Martinel, quienes donarán sus becas para que otros deportistas puedan seguir practicando su deporte.

Parece que ya hay muchos miembros de la comunidad deportiva que se están dando cuenta, que ante esta grave situación, la pasividad inacción y falta de solidaridad solamente nos puede llevar a la destrucción de lo que aún sobrevive en nuestro deporte.

* Ex Director Nacional de Deportes.