Un artista popular es aquel que logra dialogar con el pasado y el presente y a la vez expandir el discurso hacia adelante. Eso es lo que viene proponiendo Wos desde su devenir como solista en 2019 -después de consagrarse en competencias de freestyle-, con su debut Caravana. Lejos de refugiarse en un nicho -la escena del rap o el trap- o limitar su mundo a un idioma en particular, Valentín Oliva –su nombre real- se preocupa por entablar un diálogo abierto con artistas de generaciones anteriores que consiguieron tocar una fibra popular desde la cultura musical, como Indio Solari, Ricardo Mollo, Atahualpa Yupanqui, Gustavo Santaolalla o Natalia Lafourcade.

Sin embargo, Wos no desatiende la estética de su propia generación: la irreverencia y oscuridad de Dillom, la impronta pop de Nicki Nicole, la virtud performática de Louta o el espíritu flexible de CA7RIEL; todos artistas cercanos a su música con quienes realizó colaboraciones y creaciones en estos cinco años. En el caso de Wos en particular se suma un componente artístico que lo distingue de la mayoría de los artistas de su generación: una reflexión política sobre el mundo y una sensibilidad social presente en todos sus discos.

Sin caer en un tono explícito o panfletario, su espíritu de denuncia es más bien existencial -de adentro hacia afuera- y tiene que ver con algunos desacuerdos sobre el pulso de esta época: la desigualdad social, el exceso de individualismo o el triunfo de la mercadotecnia en la música, como señala en "Cabezas cromadas", de su nuevo disco, Descartable (2024). "¿Con qué moneda vamos a comprar la entrada al gran teatro del enfermo intercambio social?", se pregunta Wos en esa canción que grabó con Dillom de invitado, que también estuvo presente el sábado en Racing. "La mercadotecnia de la nueva fama/ Un poder vencido que no puede nada", canta también sobre esta sociedad descartable de la que tampoco escapa la música.

De este modo, Wos construyó su propia estética: una melancolía que nunca se desliga del entorno, de su tiempo y su época. La tesis de su nuevo disco, el que presentó el sábado de manera contundente en el Cilindro de Avellaneda frente a 40 mil personas, profundiza en esa búsqueda. “Algo que atraviesa el disco, entre muchas otras cosas, es la necesidad de los rituales. Desde lo más cotidiano hasta lo más loco, lo que uno considere, pero esos rituales propios que nos conectan. En tiempos donde se pone densa la cosa, acudir a esos rituales. Y uno de los rituales que me dan ganas de vivir es este que estamos construyendo entre todos acá, que estamos haciendo esta noche. ¡Gracias por permitir la existencia de esta ceremonia!”, dijo Wos promediando el show.

Los tiempos densos a los que refiere están íntimamente ligados al presente social, económico, cultural y político que atraviesa el país. De hecho, antes, durante y después del concierto el público cantó reiteradas veces “¡El que no salta votó a Milei!” y “¡La patria no se vende!”. Desde las populares y las plateas, al finalizar el show, varios grupitos de fanáticos también convocaban a la marcha del martes en defensa de la universidad pública.

En este marco, Wos presentó en vivo las canciones de su tercer disco, Descartable (2024), una obra que construyó con su productor y socio creativo Evlay –también guitarrista de su banda- que recurre a sus orígenes en el rap y el freestyle, pero que también se sirve de la tradición del rock argentino, el folklore latinoamericano y abreva en el pop sintético de la década del ’80, como se manifiesta en la midtempo “Nuevas coordenadas”, la canción que eligió para abrir el concierto.

Acompañado por una banda integrada por Natasha Iurcovich en bajo, Fran Azorai en teclados, Ivanna Rud en guitarra y Tomás Sainz en batería, el rapero y compositor de 26 años continuó el concierto con otras dos nuevas, “Descartable” y “7/8”. En escena, además, estuvo acompañado por Marino “Tiki” Cantero en percusión y Franco Espíndola, Lucas Gire y Ezequías Aquino en vientos, quienes le aportaron una cuota de funk a canciones como “Puaj” y “Fresco”. Con Cantero y Sainz, Wos protagonizó un segmento de improvisación percusivo de señas –en clave La Bomba de Tiempo, grupo que integra su papá Alejandro Oliva- y beatbox.

En varias ocasiones del show, en el ambiente estuvo presente el aura de aquel concierto de Los Redondos en Racing en 1998 cuando presentaron Último bondi a Finisterre. La señal más clara fue justamente la aparición del Indio Solari en pantalla a modo de invitado virtual para cantar con el joven solista el tema “Quemarás”, la colaboración que comparten en Descartable. Fue un momento que le erizó la piel a más de uno. La obra de Solari se hizo presente dos veces más: en “Luz Delito” –que toma prestado el riff de “Luzbelito”- y en “Canguro”, que cita la frase: “Fijate de qué lado de la mecha te encontrás”, de “Queso ruso”.

En escena, tres invitados dijeron presente para sumar climas y colores distintos a la velada: el compositor y guitarrista CA7RIEL –una fija en los shows de Wos- se sumó para agitar la noche en “Niño gordo flaco”, Dillom trajo su desparpajo punk en “Cabezas en cromadas” y la mexicana Natalia Lafourcade aportó calidez y templanza en “La niebla”, una participación que más que contribuir sustancialmente al universo musical de Wos se puede leer como la aprobación de una artista consagrada enmarcada en la tradición de la canción latinoamericana y folklórica. Una tradición en la que Wos no ha profundizado, pero con la que sí empezó a dialogar en su disco anterior, Oscuro éxtasis (2021)

Entre los momentos destacados, hay que mencionar también la intimidad a guitarra y voz propuesta en “Arrancármelo”, la celebración colectiva que generó la cumbia andina “Melancolía” (con la producción de Gustavo Santaolalla), la fuerza de los ya clásicos “Alma dinamita”, “Andrómeda”, ”Púrpura” y “Fresco”, o el pogo final con “La Cochería” y “Canguro”. Después de dos horas y media de show, Wos escribió no solamente una página importante en su derrotero personal, sino que tal vez ingresó en las grandes ligas de la historia de la canción popular argentina. ¿Habrá sido un show mítico como el de Los Redondos '98? La historia lo dirá.