Las consecuencias del experimento con inteligencia artificial (IA) están a la vista, expuestas entre edificios humeantes y cadáveres sepultados entre los escombros. La denuncia no proviene de lo que queda de Hamas en la Franja de Gaza, ni tampoco de la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania. La acusación contra Israel por el uso de la IA en la guerra, se escuchó fuerte en las oficinas de Google en Nueva York y Sunnyvale, California, en el corazón de Silicon Valley. Trabajadores tecnológicos protestaron la semana pasada para que se cancele el proyecto Nimbus, firmado entre la multinacional de los algoritmos y el gobierno de Benjamin Netanyahu. No era la primera vez que lo hacían. La compañía echó a 28 de ellos el miércoles 17.

Nimbus es un acuerdo comercial por 1200 millones de dólares a cambio de los servicios de Google en la nube. En particular, el software Lavender, que permite identificar blancos humanos para aniquilarlos sobre el terreno, pero sobre todo en sus propias viviendas. Una sofisticada herramienta que según los medios digitales independientes +972 y Local Call le permite al estado judío sacar una ventaja abrumadora en el conflicto.

En octubre de 2021, a los cinco meses de que el contrato quedara vigente, los empleados de Google difundieron una carta que decía: “La tecnología que nuestras compañías han contratado hará que la discriminación y el desplazamiento sistemático llevado a cabo por el ejército y gobierno israelíes sean aún más crueles y mortales para los palestinos”. También explicaron que tenían las evidencias.

Los ingenieros y programadores de la compañía volvieron a movilizarse en días recientes. Incluso tomaron la oficina del CEO de Google, Thomas Kurian. Querían que Nimbus terminara de una vez. Algunos fueron arrestados por la policía, como en Sunnyvale, donde habían ocupado el despacho del empresario indio-estadounidense. La protesta simultánea en Nueva York se hizo en un espacio común del décimo piso del edificio de la compañía.

Entre los desalojados y detenidos estaba la ingeniera en software de YouTube, Zelda Montes. La profesional denunció que los trabajadores tecnológicos se habían reunido “para poner fin al proyecto Nimbus de Google y Amazon que permite el apartheid israelí”. Hubo otra movilización en Seattle además de en Nueva York y California. Igual que el 14 de diciembre del año pasado en que cientos de manifestantes habían exigido que cesara el acuerdo con Israel. Montes también comentó: “Estoy decepcionada por lo malvado que puede ser Google, pero no sorprendida. Están más indignados por los empleados que se sientan pacíficamente que por cómo su tecnología está asesinando gente”. Habían realizado una sentada.

La empresa se limitó a informar: “La inmensa mayoría de nuestros empleados hace lo correcto”, en un correo electrónico enviado al personal. Un mensaje intimidatorio que además decía: “Si usted es uno de los pocos que se siente tentado a pensar que vamos a pasar por alto conductas que violan nuestras políticas, piénselo de nuevo”, publicó Wired, un sitio digital de noticias sobre tecnología. La portavoz de Google, Anna Kowalczyk, justificó la medida contra los 28 cesanteados por “impedir físicamente el trabajo de otros empleados e impedirles el acceso a nuestras instalaciones”.

Judíos y musulmanes pacifistas

Las protestas que empezaron en 2021 han sido impulsadas por una coalición de trabajadores tecnológicos llamada No Tech for Apartheid (No hay tecnología para el apartheid). La integran grupos de judíos y musulmanes pacifistas que se oponen a la guerra en Gaza.

El periodista y escritor australiano de origen judío, Antony Loewenstein, autor del libro reciente El laboratorio palestino, explica en una entrevista que le concedió al sitio español El Salto: “Las grandes empresas tecnológicas y Silicon Valley han censurado y prohibido agresivamente el contenido pro-palestino desde el 7-O, a menudo bajo la dirección y presión del gobierno israelí. Sin embargo, a pesar de esto, yo diría que es una estrategia perdedora para Israel y de sus partidarios porque la opinión pública está fuertemente a favor de los palestinos en muchas naciones del Norte y del Sur Global”.

Google no es la única que tomó represalias contra su personal que se opone a Nimbus. En marzo pasado, más de 300 trabajadores de Apple firmaron una carta abierta. Denunciaron medidas contra los trabajadores que han expresado su apoyo a Palestina.

El sitio +972, una publicación independiente hecha por periodistas palestinos e israelíes, realizó una extensa investigación sobre la utilización de inteligencia artificial para propiciar el ataque a miles de blancos humanos en Gaza. “El software Lavender analiza la información recopilada sobre la mayoría de los 2,3 millones de residentes de la Franja de Gaza a través de un sistema de vigilancia masiva, luego evalúa y clasifica la probabilidad de que cada persona en particular esté activa en el ala militar de Hamas o PIJ (la Jihad Islámica Palestina). Según las fuentes, la máquina otorga a casi todas las personas en Gaza una calificación del 1 al 100, expresando la probabilidad de que sean militantes”, publicó el medio.

Además mencionó que el vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) “negó el uso de inteligencia artificial” en la Franja. Pero +972 y Local Call desmienten esa información. El artículo que ya fue publicado en The Guardian, The Washington Post, Le Monde y The Independent, entre otros medios, reproduce el testimonio de una fuente sobre la utilización de la IA: “Para mí fue muy sorprendente que nos pidieran que bombardeáramos una casa para matar a un soldado de tierra, cuya importancia en los combates era tan baja. A esos objetivos los apodé 'objetivos basura'”.

Según la nota “estar en un grupo de Whatsapp con un militante conocido, cambiar de teléfono celular cada pocos meses y cambiar de dirección con frecuencia”, puede transformar en blanco fácil a un palestino en Gaza.

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