Sebastián Báez es, sin dudas, el jugador del momento. Por condiciones y, sobre todo, porque compite como ninguno. Otra vez campeón, celebró en el ATP 250 de Santiago de Chile después de remontar una complicada final ante el local Alejandro Tabilo (51°), a quien superó por 3-6, 6-0 y 6-4 en dos horas y 15 minutos de disputa.

El argentino de 23 años cerró la gira sudamericana de polvo de ladrillo de una manera soñada: es el tenista que mayor provecho le sacó a la etapa de canchas lentas en la que los jugadores de la región suelen cosechar la mayor cantidad de puntos para la conformación de su ranking. En Chile ganó su sexto trofeo –en ocho finales jugadas– en el máximo circuito: antes había festejado en Estoril 2022, Córdoba 2023, Kitzbühel 2023, Winston Salem 2023 y la semana pasada en Río de Janeiro.

"Mantener la motivación partido a partido es lo más importante para sostener este momento. A todos nos gusta ganar. Junto con la confianza se dan los resultados. El trabajo diario, en la preparación que nadie ve, es donde se ganan los torneos", expresó un analítico Báez.

Inició el tour latinoamericano como el 25° del mundo y lo habrá cerrado con el mejor ranking de su vida: con los títulos en Río de –su primer ATP 500– y en Santiago, desde este lunes será el 19° del mundo y se ubicará como el líder de la región por primera vez en su vida, por encima de Francisco Cerúndolo (22°).

Rápido de piernas como ninguno, dueño de una entereza emocional envidiable, de un espíritu de lucha que lo empuja a escalar cada vez más, Báez parece no tener puntos débiles en este momento de su trayectoria. Juega como una roca: sólido, no erra, se planta y reparte desde el fondo de la cancha. Para dimensionar su presente alcanza con mencionar un mero número: ganó 14 de los últimos 16 partidos -lleva nueve victorias consecutivas-, desde que se convirtiera en el héroe de la Argentina en la Copa Davis ante Kazajistán en Rosario hasta la consagración en Chile -sólo perdió en semifinales de Córdoba y en cuartos de final de Buenos Aires-.

Casi sin conocer la derrota tras cinco semanas fructíferas, el jugador entrenado por Sebastián Gutiérrez y preparado en la parte física por Martiniano Orazi -ex PF de Juan Martín Del Potro y Diego Schwartzman, por caso- se ubica nada menos que como el quinto tenista del mundo en la RACE a Turín, el ranking anual que, hacia el final de la temporada, clasifica a los ocho mejores tenistas del curso para el Campeonato de Maestros: con un acumulado de 1000 puntos en lo que va de 2024, sólo está debajo del italiano Jannin Sinner, del ruso Daniil Medvedev, del australiano Alex de Miñaur y del alemán Alexander Zverev.

Báez, además, es el máximo campeón del año con dos títulos al igual que el francés Ugo Humbert, ganador en Marsella y Dubai, y el propio Sinner, quien conquistara el Abierto de Australia y el torneo de Rotterdam. Como si fuera poco nadie en todo el mundo ganó tantos partidos este año en compromisos del calibre de los cuadros principales de nivel ATP, incluida la Davis: con 16 festejos el argentino dejó atrás los 15 de De Miñaur, reciente campeón en Acapulco.

El nuevo top 20 y mejor devolvedor del planeta -gana aproximadamente el 32 por ciento de los games jugados con el saque de su rival en lo que va del año, una cifra que supera a Sinner o a Carlos Alcaraz, por ejemplo-, figura excluyente del presente del tenis argentino, se convirtió en el primer ganador de dos torneos de ATP en semanas seguidas desde que lo hiciera Del Potro en 2018, con los trofeos en Acapulco y en Indian Wells.

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