Los preparativos ya están en marcha para la boda que se celebrará durante el verano holandés en el museo Boijmans, en Rotterdam, con abogados implicados para dar validez legal a una unión realmente singular, y no solo por el lugar elegido para llevarla a cabo: no todos los días una artista mundialmente reconocida se casa con… un holograma creado con inteligencia artificial. La novia es la catalana Alicia Framis (1967), muy estimada por sus obras multimedia y performáticas con acento social, comprometida desde algún tiempo con AiLex, una escultura holográfica interactiva, diseñada a partir de los perfiles de sus familiares, amistades y exparejas. ¿A su justa medida? Naturalmente, pero no por ello es el hombre -virtual- perfecto: también le ha dado algunos rasgos que la irritan. Aunque, claro, si realmente la saca de sus cabales siempre está la opción de desconectarlo un ratito…

“Es una herramienta contra la soledad”, destaca ella sobre lo que, al final del día, resulta un proyecto artístico y vivencial, parte de una nueva serie de trabajos innovadores denominados The Hybrid Couple, que busca reflexionar sobre la interacción humano-tecnológica. Alicia -que ya convive con AiLex- está tomando registros del día a día y, en consecuencia, del progreso de sus descubrimientos. Dice, por ejemplo, que “la IA todavía está muy conectada con la ciencia; le falta poesía, arte y calidez”, pero que, aún así, puede ser un recurso beneficioso “para gente que necesita compañía; por caso, para quienes sufren de algún trauma social o padecen agorafobia”.

La dimensión terapéutica es importante en esta iniciativa que abarca -tal cual detalla el diario ABC de España- documental, investigación escultórica, dibujo, música, arquitectura y diseño de moda, y que asimismo explora los rituales del matrimonio: “De ahí que Framis esté ahora mismo diseñando su propio vestido de boda y el atuendo de los invitados a la ceremonia. Además, la artista trabaja junto al LAM Musem, museo de arte alimentario de Holanda, en la creación de la comida molecular que puedan disfrutar tanto humanos como humanoides. Como la boda, también el banquete será el primero de este tipo en el mundo”.

Hay que decir que la soledad es un tema recurrente en la notable trayectoria de Framis. En Dreamkeeper, uno de sus trabajos más celebrados, de los 90s, se instaló en la casa de personas que necesitaban compañía para oficiar de guardiana de sus sueños. En Compagnie de Compagnie, de la misma década, dispuso 13 pares de gemelos idénticos en la estación central de tren de Utrecht para que acompañaran a transeúntes solitarios hasta sus hogares. Loneliness in the City, pensado como un proyecto colectivo con talleres, música y eventos, también exploró la soledad en la vida urbana moderna de distintas ciudades, involucrando a vecinos. Apenas unos pocos ejemplos, en fin, de su vasta y sensible obra, tan empática como rompedora, donde también ha abordado la violencia contra las mujeres, la explotación infantil, la censura literaria, las emociones reprimidas, la pérdida de familiares…