Pasados unos días del triunfo de Javier Milei, muchas de sus promesas de política económica se vieron desplazadas. La dolarización sin dólares se pospuso sin fecha cierta, el levantamiento del “cepo” deberá esperar un tiempo. La única promesa de campaña que sigue vigente es pasar la motosierra sobre el gasto público

Un fuerte ajuste fiscal como corazón del programa económico del gobierno de Milei se apoya en la tesis del gradualismo como causa del fracaso del anterior gobierno de Mauricio Macri. Según esta visión, la política de reducción gradual del gasto implementada por Cambiemos en su anterior mandato mantuvo un déficit fiscal elevado que generó altas tasas de inflación y un inviable endeudamiento externo, hechos que terminaron por horadar las bases económicas y políticas de aquel gobierno.

La tesis del gradualismo se pondrá a prueba si Milei mantiene su promesa de un brusco ajuste fiscal para equilibrar de un golpe las cuentas del Estado. Desde la perspectiva heterodoxa, aún cuando el ajuste fiscal brusco logre implementarse y asumiendo que permite equilibrar las cuentas públicas - superando al impacto negativo que podría traer sobre la propia recaudación-, ello no reduciría la inflación, ni las necesidades de endeudamiento externo. 

Por el lado de la inflación, el ajuste fiscal y monetario no tiene impacto dado que las causas del aumento de precios son inerciales y por pujas distributivas. La inercia inflacionaria, vinculada a la indexación de muchos contratos, no se ve afectada por el plan motosierra, por lo que seguirá imponiendo un piso de inflación cercano a los actuales niveles. Las pujas distributivas se van a ver exacerbadas por la reducción de los subsidios a las tarifas, hecho que podría agravarse si se avanza en levantar el cepo y el dólar oficial vuela a valores cercanos a los dólares financieros. De ahí que el pronóstico es más de una aceleración de la inflación, en lugar de su reducción.

Por el lado del endeudamiento externo, la tesis del gradualismo yerra en el diagnóstico sobre sus causas, que no es financiar el déficit público (para lo que bastaría con emitir deuda en pesos o emitirlos), sino financiar el déficit de dólares estructural de la economía argentina. Así, el gobierno de Macri endeudó bestialmente al Estado no para financiar un crecimiento de su gasto, sino para acumular reservas internacionales con la que sostener el levantamiento del cepo a lo largo de todo el gobierno, pese a la multimillonaria fuga de capitales. 

De la misma manera, la mención de Luis Caputo como ministro de Economía y su plan de conseguir 15.000 millones de dólares vía deuda en un futuro gobierno de Milei, muestra que, pese a anunciar un brutal ajuste fiscal que dejaría al Estado sin necesidad de financiarse con deuda, se está pensando en tomar igualmente créditos externos para conseguir por esa vía los dólares que habiliten el levantamiento del cepo y la unificación de los mercados de cambio.

Un fuerte ajuste fiscal acompañado de una elevada inflación como proyección de esta primera etapa de gobierno “libertario” hace prever un rápido deterioro del apoyo político al nuevo gobierno en sus primeros meses de gestión.

@AndresAsiain