Nos habíamos acostumbrado mal, nos creíamos invencibles porque el equipo jugaba, ganaba y goleaba y la identificación con el público era muy grande. Justamente por esa identificación es que la gente terminó cantando hasta después del final aquello de "es un sentimiento... no puedo parar". Los que no pudieron parar fueron los uruguayos que corrieron los 90 minutos, ganaron las divididas, aprovecharon los errores, superaron a la selección argentina en todos los planos y construyeron una victoria clara, indiscutible inapelable.

Hay un mérito enorme de Marcelo Bielsa que logró convencer a los jugadores que se puede jugar de igual a igual con cualquiera (bajaron a Brasil y ahora a Argentina),  que el coraje histórico se puede matizar con un buen planteo, con un respeto incondicional a la pelota y con inteligencia para manejar los tiempos del partido. Los uruguayos jugaron como si se tratara de una final y ninguno bajó de los 7 puntos.

El mérito de Bielsa y sus jugadores es la primera razón que explica ese 2 a 0 que tanto duele. Pero así como Uruguay jugó un gran partido, Argentina cometió cantidades de errores no forzados que también explican la derrota, las fallas defensivas y la falta de llegada.

En el fondo Otamendi se mostró muy lento en varias jugadas y fue arrollado por Darwin; Molina se confió demasiado en la jugada previa del primer gol; De Paul y Enzo Fernández le dieron muchas pelotas fáciles a los contrarios y Mac Allister parecía perdido. El mediocampo de Argentina, la fuente generadora estuvo desenchufada.

Messi jugó muy bien en el primer tiempo, pero se volvió a las épocas superadas en las que lo único que se podía esperar era una genialidad del 10 porque el equipo no lo acompañaba. Cuando terminó el primer tiempo se suponía que los de Bielsa se iban a cansar en el segundo tiempo, pero no pasó nada de eso. En todo caso el apagón más grande fue el de Messi.

Lionel Scaloni también hizo lo suyo para completar la mala noche. Dio la sensación de que no fueron acertados los cambios, puso demasiados delanteros muy pronto, demoró la entrada de Lo Celso y nunca le encontró la vuelta a lo que le proponía el rival.

Habrá que ver cómo se repone el equipo de este cachetazo con el clásico contra Brasil encima.